La flor de cempasúchil, con sus vivos colores y 20 pétalos brillantes, se ha convertido en uno de los emblemas más representativos del Día de Muertos en México. No es solo una flor que adorna y embellece; cada pétalo lleva en sí una historia y un significado profundamente arraigado en las tradiciones mexicanas.
Esta flor no solo es parte de la rica tapeza que compone el altar del Día de Muertos; es la insignia de una ancestral celebración. En estos altares, rendimos homenaje a aquellos que han partido, colocando sus comidas, bebidas y dulces favoritos, y la ofrenda se encuentra decorada profusamente con esta flor. Pero, ¿por qué es tan significativa esta flor? La razón se halla en una antigua leyenda mexica.
La Historia de Xóchitl y Huitzilin
Hace muchos siglos, durante la era de la majestuosa Tenochtitlan, dos niños nacieron bajo el mismo sol: Xóchitl y Huitzilin. Su amistad comenzó en la infancia y, con el tiempo, ese cariño mutuo se transformó en un amor profundo y sincero.
Cada día, los dos enamorados subían a una colina para ofrecer flores al dios del sol, Tonatiuh, en señal de gratitud y para pedirle que bendijera su relación. Tonatiuh, conmovido por su devoción, aceptó su unión. No obstante, el destino les tenía preparada una prueba. El pueblo guerrero de Tenochtitlan llamó a Huitzilin para luchar, y en una de las batallas, el joven fue herido y finalmente falleció.
Xóchitl, devastada por el dolor y la pérdida, subió a la colina para pedir a Tonatiuh que la reuniera con Huitzilin en la eternidad. El dios del sol, conmovido por su dolor, envió un rayo de sol que transformó a Xóchitl en una brillante flor anaranjada: la flor de cempasúchil.
El alma de Huitzilin, reencarnada en un colibrí, fue atraída por el inconfundible aroma de la flor. Al posarse sobre ella, la flor se abrió, revelando su esplendor. La leyenda dice que, desde entonces, la flor de cempasúchil guía las almas de los muertos hacia los altares de los vivos, siendo el puente entre dos mundos y dos corazones eternamente enamorados.
El Legado de la Flor
Hoy, cuando vemos la flor de cempasúchil, recordamos no solo a los que han partido, sino también a esta conmovedora historia de amor y sacrificio. La flor nos recuerda que el amor trasciende la muerte, y que aquellos que amamos nunca están realmente lejos de nosotros. Por eso, en cada ofrenda del Día de Muertos, la flor de cempasúchil brilla con un significado especial, siendo el símbolo del amor eterno y el recuerdo imborrable.