Estamos en esa parte del año donde el espíritu navideño se siente en el aire y el frío comienza a marcar su presencia más que en otros meses. Con la temporada navideña, nuestras mentes se llenan de imágenes de fiestas y cenas, pero hay un elemento que destaca en estas celebraciones: la piñata, un clásico infaltable en las posadas mexicanas que trae alegría a todos.

La historia de las piñatas en México se remonta al siglo XVI, una época en la que los frailes agustinos de Acolman de Nezahualcóyotl recibieron la aprobación del Papa Sixto V para celebrar lo que conocían como “misas de aguinaldo”. Estas celebraciones son las precursoras de lo que hoy llamamos posadas. Pero, ¿alguna vez te has preguntado por qué la piñata es tan significativa en estas festividades y por qué se rompe?

La piñata tradicional mexicana, con su característica forma de estrella y los siete picos, es mucho más que un simple adorno festivo. Originalmente hecha con una olla de barro y decorada luego con papel china de colores brillantes, cada elemento de la piñata tiene un significado profundo. Los siete picos representan los siete pecados capitales, y el acto de romper la piñata simboliza la lucha contra estas tentaciones. La persona que intenta romper la piñata lleva los ojos vendados, lo cual representa la fe, que a veces puede ser ciega. El palo utilizado para golpearla simboliza la virtud, la herramienta con la que combatimos las tentaciones en nuestra vida.

Esta mezcla de simbolismo religioso y diversión hace de la piñata un elemento único en las posadas mexicanas. Año tras año, la tradición de romper la piñata continúa siendo un momento esperado por grandes y chicos, un recordatorio de que, a pesar de los desafíos y tentaciones, la fe y la virtud siempre prevalecen. Así, la piñata se convierte en un símbolo de esperanza y alegría, uniendo a las personas en un acto de celebración comunitaria que trasciende el tiempo y sigue siendo tan relevante hoy como lo era hace siglos.