El 13 de enero marca una ocasión especial para todos los amantes del chicle, ya que se celebra el Día Mundial del Chicle. Este querido producto, que se ha convertido en uno de los más consumidos a nivel global, tiene sus raíces profundamente arraigadas en México. La goma original y natural utilizada para hacer chicle proviene de la resina extraída del árbol de chicozapote, que se encuentra predominantemente en la Península de Yucatán.
Aunque el chicle tiene una larga historia que se remonta a la antigua Grecia, donde se consumía en forma de resina de entina, fue el 28 de diciembre de 1869 cuando Willian Semple patentó el chicle tal como lo conocemos hoy.
Durante la primera mitad del siglo XX, México desempeñó un papel crucial en la producción de chicle para Estados Unidos, convirtiéndose en el favorito de los estadounidenses. Según los investigadores Oscar A. Forero y Michael R. Redclift, en 1942, México exportó a Estados Unidos la asombrosa cantidad de casi cuatro millones de kilos de chicle, marcando un hito en la historia de esta deliciosa golosina.
Este auge en el consumo masivo no solo estuvo relacionado con el placer de masticar chicle, sino también con el destino de las economías y los pueblos forestarles, especialmente en Quintana Roo. México desempeñó un papel clave en la cadena de suministro de chicle hacia Estados Unidos.
Hoy en día, el mercado mundial de la goma de mascar se estima en cerca de 17 mil millones de dólares estadounidenses. Sorprendentemente, solo el 3.5% de este total corresponde a la goma natural o chicle, destacando la prevalencia de las variantes sintéticas en el mercado actual.
Mientras disfrutamos de nuestra goma de mascar favorita, tomémonos un momento para apreciar la rica historia y el legado que México ha aportado a este icónico producto. ¡Feliz Día Mundial del Chicle!