El huevo, un alimento básico en muchas dietas, es valorado por su alto contenido en proteínas de alta calidad. Según la American Heart Association, las proteínas del huevo son completas, lo que significa que contienen los nueve aminoácidos esenciales que el cuerpo necesita. Sin embargo, para maximizar la absorción de estas proteínas, es fundamental cocinar los huevos.
Cuando los huevos se consumen crudos, una parte de sus proteínas no se digiere completamente, lo que reduce su valor nutricional. Cocinar los huevos, ya sea a la plancha, revueltos o duros, facilita la digestión y permite que el cuerpo aproveche al máximo sus proteínas.
La clara del huevo, rica en albúmina, es la principal fuente de proteínas, representando entre el 55% y 60% del total, mientras que la yema, conocida por su contenido en grasas saludables, también aporta proteínas y otros nutrientes esenciales como la vitamina D y la colina.
Incorporar huevos en diferentes comidas a lo largo del día, como en el desayuno o en ensaladas y platos principales, ofrece una fuente constante de proteínas y otros nutrientes, contribuyendo a una dieta equilibrada. Además, las proteínas del huevo ayudan a aumentar la saciedad, lo que puede ser beneficioso para controlar el hambre entre comidas.