La depresión en adultos mayores es un problema de salud mental significativo, pero no forma parte normal del envejecimiento. Identificarla y tratarla es fundamental para mejorar la calidad de vida en esta etapa. Aunque la vejez suele asociarse con serenidad y sabiduría, muchos adultos mayores enfrentan soledad, pérdida y tristeza, factores que pueden contribuir al desarrollo de la depresión.

Entre los principales factores de riesgo para la depresión en adultos mayores se incluyen la pérdida de seres queridos, el aislamiento social, la disminución de la independencia, el dolor crónico y diversas enfermedades físicas. Estos factores pueden hacer que los síntomas de la depresión pasen desapercibidos, ya que a menudo se presentan de manera diferente en comparación con personas más jóvenes.

Los síntomas más comunes de la depresión en adultos mayores incluyen la pérdida de interés en actividades que antes disfrutaban, sentimientos de tristeza, inutilidad, ansiedad e irritabilidad, alteraciones del sueño, pérdida de apetito, baja autoestima, deterioro físico, dificultad para concentrarse, olvidos, dolores corporales y falta de energía. En los casos más severos, pueden aparecer pensamientos suicidas.

Si sospechas que un adulto mayor cercano podría estar experimentando depresión, es esencial actuar con empatía y apoyo. Escucha sin juzgar, anímalo a buscar ayuda profesional, ofrécele compañía y ayúdalo a acceder a recursos y servicios en su comunidad.

Recuerda que la depresión es tratable, y buscar ayuda es el primer paso hacia la recuperación y una mejor calidad de vida.