Mantener el equilibrio entre acidez y alcalinidad es esencial para el buen funcionamiento del cuerpo, especialmente para la salud digestiva. En este sentido, la manzana se destaca como una fruta que puede ayudar a reducir la acidez en la sangre y los tejidos, gracias a sus propiedades alcalinizantes.
Consumir la manzana con su cáscara es especialmente beneficioso, ya que contiene ácidos orgánicos como el ácido tartárico y el ácido málico, que contribuyen a este efecto. Además, la manzana es rica en fibra y flavonoides, lo que favorece la digestión y el bienestar general.
Según expertos, como los Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos y el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado de México, un adecuado balance de acidez y alcalinidad en el cuerpo es clave para prevenir trastornos como la acidosis metabólica. La manzana, al ser un alimento natural y accesible, puede ser una excelente opción para mantener ese equilibrio y apoyar una salud óptima.