El Día Internacional del Hombre (19 de noviembre) y el Día Internacional de la Mujer (8 de marzo) son celebraciones que, aunque abordan cuestiones de género diferentes, buscan fomentar un diálogo global sobre la equidad, el respeto y el bienestar de todas las personas, independientemente de su género.
El Día Internacional del Hombre fue establecido en 1999 por el académico Jerome Teelucksingh en Trinidad y Tobago. Su objetivo es visibilizar los problemas de salud que afectan a los hombres, como el cáncer de próstata y la salud mental, así como promover modelos masculinos positivos y combatir los estereotipos de género que limitan su bienestar emocional. También se enfoca en reducir las tasas de suicidio masculinas, que son desproporcionadamente altas.
Por otro lado, el Día Internacional de la Mujer tiene raíces históricas en las luchas feministas por derechos laborales, políticos y sociales desde principios del siglo XX. En 1975, la ONU lo institucionalizó oficialmente. Este día busca combatir la desigualdad de género, erradicar la violencia y la discriminación hacia las mujeres, y promover sus derechos fundamentales, como el acceso a la educación y la igualdad laboral.
Aunque el Día del Hombre no cuenta con un reconocimiento oficial global, su relevancia crece al abordar los desafíos específicos que enfrentan los hombres y al cuestionar las normas tradicionales de masculinidad. En cambio, el Día de la Mujer, con una historia más profunda y un respaldo oficial de la ONU, se enfoca en la lucha por la igualdad de derechos y la visibilización de las injusticias estructurales que afectan a las mujeres en todo el mundo.
Ambos días contribuyen a un diálogo esencial para construir una sociedad más justa e igualitaria para todas las personas.