El síndrome de la impostora es una sensación de duda constante sobre el propio potencial, donde las personas, especialmente las mujeres, sienten que no merecen sus logros y los atribuyen a la suerte. Este fenómeno, que puede persistir a lo largo de la vida, se caracteriza por la falta de autoestima y la incapacidad de internalizar el éxito personal y profesional.
Según el libro El síndrome de la impostora. Por qué las mujeres siguen sin creer en ellas mismas, escrito por la periodista Elisabeth Cadoche y la psicoterapeuta Anne de Montarlot, este síndrome afecta principalmente a las mujeres, quienes suelen dudar de sus capacidades antes de asumir un puesto de responsabilidad, en contraste con los hombres que tienden a sobrestimar sus habilidades.
Las autoras explican que, mientras una mujer puede sentir que no está lo suficientemente preparada para obtener un cargo, los hombres suelen lanzarse con más seguridad. Esta falta de confianza no solo afecta a la vida profesional, sino que también se refleja en la vida personal, impidiendo que las personas disfruten de sus logros y vivan sin miedo.
El síndrome está estrechamente ligado a la baja autoestima, lo que genera una visión distorsionada de uno mismo. Aunque la autoestima puede mejorar con el tiempo, el síndrome de la impostora puede paralizar a quien lo padece, dejándola con miedo constante a ser descubierta como un “fraude”.
Para superar este fenómeno, las autoras proponen diversas estrategias, como la autoconfianza, la acción decidida y la búsqueda de apoyo, como el coaching, para encontrar el equilibrio entre la vida personal y profesional. Reconocer el síndrome y aprender a valorarse son pasos cruciales para liberar a las mujeres de este pesado obstáculo.