Cada 8 de marzo, México y muchos otros países del mundo conmemoran el Día Internacional de la Mujer.
Sin embargo, esta fecha no debe ser vista como una ocasión para felicitar, sino para recordar la lucha constante por los derechos de las mujeres y reflexionar sobre las deudas pendientes en términos de igualdad de género.
Orígenes del 8M
El Día Internacional de la Mujer tiene sus raíces en los movimientos feministas que han buscado la igualdad de derechos desde el siglo XIX.
Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el activismo por los derechos de las mujeres comenzó en 1848, durante la Convención de Seneca Falls en Nueva York, donde Elizabeth Cady Stanton y Lucretia Mott proclamaron que "todos los hombres y las mujeres son creados iguales."
A lo largo de los años, diversas movilizaciones han marcado la historia de la lucha feminista. Un evento clave fue el incendio en la fábrica Triangle Shirtwaist en 1911, en Nueva York, que cobró la vida de 123 mujeres, quienes eran principalmente jóvenes inmigrantes. Esta tragedia evidenció la explotación laboral femenina y se convirtió en un símbolo de la lucha obrera.
En México, el Primer Congreso Feminista se celebró en 1916 en Mérida, Yucatán, con el objetivo de promover la igualdad de oportunidades para las mujeres y asegurar su acceso a la educación y a los derechos políticos.
No fue sino hasta 1975, en el marco del Año Internacional de la Mujer, cuando la ONU reconoció oficialmente el 8 de marzo como el Día Internacional.
¿Por qué no se felicita en el Día de la Mujer?
A pesar de su creciente relevancia, el significado del 8M a menudo se distorsiona.
Empresas e instituciones lo han convertido en una oportunidad comercial, ofreciendo flores, descuentos o felicitaciones. Sin embargo, esta fecha no es para felicitar, sino para recordar y exigir.
Feliciar a las mujeres el 8 de marzo minimiza la esencia de la conmemoración y desvirtúa su propósito. No se felicita a alguien por enfrentar violencia, discriminación y desigualdad.
Además, convertir el 8M en una celebración comercial reduce la importancia de la lucha histórica por la igualdad de derechos.
Más que un mensaje superficial
El Día Internacional de la Mujer debe ser un llamado a la acción.
Las mujeres no necesitan un mensaje bonito un solo día del año, sino políticas públicas y medidas concretas que garanticen su seguridad, derechos y una vida libre de violencia.
En los últimos años, la conmemoración ha puesto de relieve problemáticas como la violencia de género, la brecha salarial y la falta de acceso a la justicia. En México, según el INEGI, 10 mujeres son asesinadas cada día, y muchos casos quedan impunes.
Por ello, el 8 de marzo debe ser un día de memoria, reflexión y exigencia para lograr una sociedad más justa e igualitaria.