Dormir bien es clave para la salud física y emocional, pero muchas personas enfrentan dificultades para lograrlo. En el marco del Día Mundial del Sueño, el psicólogo Sebastián Saravia destaca la importancia de un descanso adecuado y comparte estrategias sencillas para mejorar la calidad del sueño.
Según un estudio del Observatorio de Psicología Social Aplicada de la UBA, el 60.46% de las personas tiene problemas para dormir correctamente. Factores como el estrés, el uso excesivo de pantallas y la falta de una rutina nocturna afectan la capacidad de conciliar el sueño y descansar profundamente.
Dormir bien no solo implica cumplir con un número determinado de horas, sino también asegurar que el descanso sea reparador. Para lograrlo, Saravia recomienda adoptar hábitos que preparen al cuerpo y la mente para un sueño de calidad.
Consejos para mejorar el descanso
Escribir antes de dormir: Anotar pensamientos o preocupaciones en una libreta ayuda a liberar la mente y evitar que el insomnio se relacione con el estrés.
Técnica de respiración 4/7/8: Inhalar durante cuatro segundos, retener el aire por siete y exhalar en ocho favorece la relajación y facilita el sueño.
Estrategia paradojal: En lugar de forzarse a dormir, intentar mantenerse despierto o leer un libro puede reducir la ansiedad y ayudar a conciliar el sueño naturalmente.
Conteo regresivo: Elegir un número y contar hacia atrás distrae la mente y evita pensamientos intrusivos.
Ruido blanco o audiolibros: Sonidos suaves y constantes pueden favorecer la relajación y bloquear ruidos externos que interrumpen el descanso.
Aromaterapia: Utilizar esencias relajantes en la habitación puede generar un ambiente propicio para dormir mejor.
Meditación guiada: Aplicaciones móviles con ejercicios de relajación pueden ayudar a calmar la mente antes de acostarse.
Terapia psicológica: Si el insomnio está relacionado con ansiedad o problemas emocionales, buscar ayuda profesional puede ser una solución efectiva.
El descanso adecuado es esencial para el bienestar general. Adoptar estos hábitos puede marcar la diferencia y contribuir a mejorar la calidad del sueño y, con ello, la calidad de vida.