Aunque nadar con lentes de contacto puede parecer una solución práctica para quienes necesitan corregir su visión, especialistas advierten que esta práctica puede representar riesgos graves para la salud ocular.
El contacto directo entre los lentes y el agua de albercas, jacuzzis, ríos o lagos puede provocar infecciones e irritaciones, incluso si no hay síntomas inmediatos.
Principales riesgos de nadar con lentes de contacto:
Infecciones graves: El agua puede contener microorganismos como la Acanthamoeba, una ameba que puede causar una infección dolorosa en la córnea llamada queratitis por Acanthamoeba, que en casos extremos puede provocar pérdida de la visión.
Irritación por químicos: Sustancias como el cloro presentes en las albercas pueden ser absorbidas por los lentes, lo que genera ardor, resequedad y visión borrosa.
Pérdida o desplazamiento: El movimiento del agua puede hacer que los lentes se salgan, se doblen o se desplacen dentro del ojo, aumentando las molestias y el riesgo de infección al frotarse los ojos.
Recomendaciones para proteger tu salud ocular:
1. Utiliza lentes desechables diarios si es necesario y retíralos inmediatamente después de nadar.
2. Usa goggles bien ajustados si decides mantener los lentes puestos durante la natación.
3. La opción más segura es evitar usar lentes de contacto al nadar o, en su lugar, optar por goggles graduados.
Cuidar tus ojos también es parte de disfrutar con seguridad las actividades acuáticas.