Tras años de debate entre el acabado mate y el glowy, una nueva textura se posiciona como la favorita: la piel de satín. Este estilo ofrece un brillo sutil que imita la apariencia natural de una piel saludable, sin excesos. Ni demasiado opaco ni demasiado brillante, el acabado satinado aporta frescura e hidratación con un toque elegante y ligero.
La clave para lograrlo está en la preparación y la aplicación cuidadosa de cada producto:
1. Preparación esencial: Antes del maquillaje, aplica una esencia hidratante. Esto ayuda a evitar que la base se vea pesada o se cuartee.
2. Base con equilibrio: Opta por una base de acabado satinado y modulable. Aplícala en capas finas para mantener la piel ligera pero uniforme.
3. Herramientas adecuadas: Usa una brocha de polvo y difumina con movimientos suaves y circulares. Así conseguirás una fusión más natural con tu piel.
4. Fijación inteligente: Aplica polvo traslúcido solo en la zona T y en áreas propensas a que el maquillaje se marque o quiebre, como debajo de los ojos.
5. Toque de color natural: Elige un rubor que se asemeje al color que adquiere tu piel al sonrojarse. Aplícalo suavemente para mantener el efecto natural.
6. Duración asegurada: Termina con un spray fijador de acabado natural que ayude a mantener el maquillaje intacto durante el día.
Este acabado satinado es ideal para quienes buscan una piel que luzca cuidada, luminosa y sin exageraciones. Una tendencia que celebra lo natural, pero con un toque de sofisticación.