El "ghosting laboral", una práctica cada vez más común, consiste en desaparecer del proceso de selección o incluso de un empleo sin dar explicación alguna. Aunque suele relacionarse con la Generación Z, estudios demuestran que personas de todas las edades han recurrido a esta conducta en algún momento.
Esta tendencia ocurre en medio de una era marcada por la inmediatez, el agotamiento mental y la saturación de ofertas laborales. Muchos deciden simplemente no asistir a entrevistas, ignorar mensajes de reclutadores o incluso firmar un contrato y nunca presentarse a trabajar.
Una encuesta realizada a 1,500 empresas y 1,500 trabajadores en Reino Unido reveló cifras preocupantes:
El 75% de los empleados ignoraron al menos una oferta laboral en el último año.
El 93% faltó a una entrevista tras confirmarla.
El 87% firmó contrato y no se presentó el primer día.
Aunque puede parecer una falta de compromiso, algunos jóvenes afirman que actuar así les hace sentir en control de su vida profesional. Para ellos, el trabajo debe adaptarse a su bienestar, no al revés.
Las empresas, por su parte, reportan frustración y mayores costos en los procesos de contratación. Comparan la experiencia con una ruptura repentina, donde tras invertir tiempo e ilusión, el candidato simplemente desaparece. El ghosting laboral refleja un cambio profundo en las dinámicas laborales. Mientras los más jóvenes lo ven como una forma de empoderamiento, generaciones anteriores tienden a experimentarlo con arrepentimiento o ansiedad. Además, la probabilidad de aplicarlo disminuye con la edad.
Esta práctica plantea un reto tanto para empleados como empleadores: repensar la forma en que se construyen las relaciones laborales en un entorno donde la comunicación y el compromiso parecen estar en transformación.