La investigación encontró que las personas que fueron víctimas de acoso escolar a los 13 años, tenían el doble riesgo de desarrollar depresión clínica a los 18 años, esto, en comparación con las personas que nunca sufrieron de bullying.
Según Lucy Bowes, investigadora de la Universidad de Oxford, es casi imposible establecer una relación entre el acoso escolar y la depresión en adultos, sin embargo, la evidencia apunta que se debe sospechar fuertemente del bullying.
Un sospechoso
Algunos estudios previos han tratado de relacionar el bullying y los síntomas de depresión en el corto plazo. Investigaciones señalan que las personas que son víctimas de agresión durante su infancia, podrían tener problemas mentales a largo plazo.
Lucy Bowes retomó datos previos del estudio United Kingdom's Avon Longitudinal Study of Parents and Children, el cual, realizaba preguntas muy concretas sobre el acoso escolar: experiencia de violencia física, amenazas, mentiras, rumores y exclusión.
Para la investigadora, esta es una edad donde la influencia de los compañeros es fundamental. Al llegar a la edad adulta, los sujetos del estudio contestaron otro cuestionario sobre los síntomas de la depresión.
Las consecuencias
Cerca de un 15% de los las victimas de bullying presentaron depresión a los 18 años, comparado con un 5% que no había sufrido acoso escolar. De acuerdo con Lucy Bowes, encontraron que los chicos que reportaron ser víctimas frecuentes de bullying a los 13 años, tenían el doble de probabilidades de presentar depresión clínica.
La investigación también reveló que, respecto al acoso escolar, los padres e hijos están en mundos muy diferentes. Por ejemplo, en más de 3,700 familias encontraron que 1,199 adolescentes reportaron padecer acoso escolar. Pero entre las madres encuestadas, sólo 299 dijeron que sus hijos eran víctimas frecuentes de bullying. || DineroenImagen
Mientras, entre el 41% y 74% de los adolescentes dijo que no comunicaban el acoso a sus maestros, y del 24% al 51% dijeron que no les decían a sus padres.
Así fue como investigadores establecieron una conexión entre la victimización y el no denunciar con la familia y maestros.
Los especialistas dicen que los padres deben involucrarse más con sus hijos, más allá de la vida escolar de calificaciones.
El estudio es una alerta para que los padres puedan frenar el bullying, y las posibles consecuencias que pueda tener para sus hijos en el futuro.