Así lo confiesan sin tapujos quienes se obstinan en sabotear la colocación del nombre de Lauro Ortega Martínez al paseo Cuauhnáhuac, pretextando eventuales afectaciones de carácter fiscal a los negocios ubicados en dicha vía de comunicación.
Pero mientras no se cumplan los vaticinios de ciertos agoreros del desastre, el alcalde de Cuernavaca, Manuel Martínez Garrigós, impulsor del cambio de denominación del paseo Cuauhnáhuac, rindió un homenaje al doctor Lauro Ortega Martínez por su destacada labor política y social en Morelos, esto al celebrarse un aniversario luctuoso más del ex gobernador del estado.
Dijo Martínez Garrigós: “Hago especial reconocimiento a un gran hombre, gran político, luchador social, que gobernó esta tierra, que lo hizo con los principios de democracia pero sobre todo de justicia social. Me refiero a don Lauro Ortega Martínez. Es una lástima que por los tiempos no lo hayamos conocido en su ejercicio gubernamental, pero ¡Qué gran fortuna hemos tenido! cuando al caminar por todos los rincones, los barrios, los ejidos, las comunidades, no sólo de Cuernavaca, sino del estado, escuchemos que el mejor gobernador de Morelos ha sido don Lauro”, apuntó.
Lo anterior sucedió durante varios recorridos efectuados por el alcalde cuernavaquense en las colonias Revolución, Ampliación Chapultepec y Estrada Cajigal, donde, entre otras cosas, supervisó e instaló botones rojos de seguridad pública. En tal contexto, Martínez Garrigós salió al paso de las críticas recibidas recientemente por Rogelio Sánchez Gatica, secretario de Protección y Auxilio Ciudadano de Cuernavaca, tras el artero asesinato de dos modestos oficiales de la Policía Preventiva Metropolitana, ocurrido el pasado martes. Las palabras expresadas por el edil capitalino, aparentemente, proyectaron un espaldarazo para dicho funcionario. Sin embargo, existe una fuerte tendencia dentro de la administración municipal que presiona al alcalde para reestructurar toda el área de Protección y Auxilio Ciudadano, empezando por su titular.
Martínez Garrigós, así, refrendó el apoyo y disposición de la actual administración “para colaborar con acciones que promuevan la integración de la sociedad y la reconstrucción del tejido social, toda vez que la labor de las autoridades que integran el gobierno municipal han puesto todo su empeño por mejorar las condiciones de vida de los cuernavacenses, como es el caso del secretario de Seguridad Pública municipal, Rogelio Sánchez Gatica, quien todos los días se suma a la lucha en contra de la delincuencia, se compromete con la seguridad y bienestar de los ciudadanos y colabora con las acciones emprendidas por el Ayuntamiento para abatir la inseguridad en la ciudad”. Insisto: éstas pudieran ser palabras de estímulo y gran motivación para Sánchez Gatica, pero la realidad en materia de seguridad pública es distinta, sobre todo en las zonas de mayor incidencia criminal.
Tocante al delicado tema de la inseguridad en Cuernavaca y otros municipios es importante reflexionar sobre la necesidad de una mayor coordinación entre las instancias gubernamentales estatales y las municipales. No basta la intervención directa del general en retiro Gastón Menchaca Arias, secretario de Seguridad Pública del estado, cuya vinculación con los 33 jefes policíacos locales ya no es tan sólida como antes. Sin embargo, la incredulidad prevaleciente no se debe tanto a una mala gestión por parte de Menchaca Arias, sino al hecho de que los funcionarios municipales, empezando por los alcaldes respectivos, no han sido apoyados a cabalidad por el gobierno estatal. Lo sienten distante e indiferente. ¿De dónde surge este marco de circunstancias? De las diferencias ideológicas y antagonismos partidistas, situación palpable en el caso de la capital morelense, lo cual es sumamente grave a estas alturas del avance de la criminalidad. Cuando en la provincia mexicana se menciona la inseguridad de Cuernavaca se hace referencia a Morelos en general. La imagen que perciben propios y extraños es de una eventual revancha en contra de Martínez Garrigós, cuyo objetivo es minarle su capacidad de resistencia y encaminamiento hacia la candidatura gubernamental del PRI en 2012. En fin.