Obviamente que si la dirigencia del PRI quedara en las otras manos, lo iban a complicar, pero una de las fortalezas del joven alcalde es que conoce a fondo las entrañas de su partido, que es donde mejor se desarrolla, que conoce número y ubicación de cuantas secciones electorales haya cuando menos en Cuernavaca y su periferia. Se hizo un experto. El triunfo del diputado de Mazatepec lleva a MMG a la siguiente etapa: la de consolidar su proyecto y una de las tareas vitales es la reconciliación con las demás fuerzas. No es igual que se maneje en condiciones adversas, con una dirigencia no afín que lo haga con quien realizó la alianza decisiva. La jugó y salió. Obviamente que habrá sectores, incluso privados, que la apuesta la hacían hacia otro lado y ni hablar, incluso las descalificaciones que veamos a partir de ya contra el alcalde no es más que más de lo mismo. En la realidad, dos cosas quedan claras: el primer año de gobierno de Manuel debe ser revisado para enmendar errores y consolidar la administración, hacer lo que se debe, no lo que se quiera. El evento del viernes pasado, con todas las aristas que insisten en encontrarle sus detractores, fue de buen nivel. El otro punto, importantísimo, es la búsqueda incesante, permanente, determinada, de la conciliación con los grupos sociales distanciados y con la gente de su propio partido.
Lo que pasó ayer en el PRI no es ninguna sorpresa: la liga se estiró muchos años por La Pareja y dio de sí. Sin embargo, Maricela y Del Valle son importantes activos, pero su ciclo en el PRI concluyó. No es de ellos, la franquicia la permitieron los demás; sin embargo, hoy cambian las condiciones, y una de ellas es que son un grupo compacto que debe continuar en la toma de decisiones. En una palabra: no están cancelados. Al contrario, los deben llamar. Sólo falta que entiendan lo elemental: que hagan su tarea de manera institucional y punto.
Manuel Martínez Garrigós debe tomar este tema como lo haría un político vertebrado: maduro y confiado. Si alguien ganó con el triunfo de Amado Orihuela, fue el presidente municipal de Cuernavaca, guste o no.
Qué maravilla…
Qué maravilla. Morelos es un paraíso. El lugar soñado, donde no pasan cosas malas. Aquí, por ejemplo, algunos diputados hacen valla al jefe del Ejecutivo en tanto la prensa nacional refleja realidades contundentes como que un secretario de despacho que colaboró antes de ser aprehendido por fuerzas federales casi tres años, recibió de un cártel de la droga 300 mil dólares mensuales, algo así como 4 millones de pesos que en los 29 meses suman más o menos 110 millones de pesos. Increíble, cantidades que municipios como Temoac no han visto en un trienio. Eso se supone que lo recibía un solo funcionario, según palabras de un jefe delincuencial detenido que la autoridad federal ha dado por hecho.
Esplendoroso. Morelos es visto en su territorio desde la perspectiva oficial, el lugar de ensueño. En tanto, el diario de mayor relevancia –bueno, uno de los dos de alcance nacional— ocupa días seguidos sus ocho columnas para enterarnos que Luis Ángel Cabeza de Vaca, el mencionado secretario de Seguridad Pública, era el receptor de la estratosférica cantidad de dinero por parte del cártel y de paso prestaba el helicóptero para “salidas forzosas”, como la relatada que personal del Ejército Nacional se acercaba a un rancho en Zapata en busca de su objetivo. Nadie lo ha negado, todos se han enterado, pero la perspectiva oficial siente que logra el ocultamiento absoluto. No, es solamente parcial. La inercia del ocultamiento sigue ganando a pesar del empuje de la brutal realidad.
Bello. En esta preciosa tierra de libertades y progreso la naturaleza sigue brindándonos la oportunidad de disfrutarla a plenitud. Mientras, Morelos está anotado a la par de estados violentos como Sinaloa, Chihuahua o Nuevo León. Lejos estamos de ser sitio de descanso, de esparcimiento de familias poderosas que iban desde los mafiosos a los magnates de negocios, a la de boxeadores históricos como Mohammed Alí. Lo último en celebridades eran jefes de cárteles en lujosos condominios donde se libraron batallas a fuego cruzado tipo Bagdad y regaron sangre en cantidades industriales.
Maravilloso, esplendoroso, bello, Morelos es la tierra donde vivimos y no nos vamos a ir. A pesar de Cabeza de Vaca y los cientos de millones recibidos según los presuntos malos --¿quién lo será más: ellos o los que los protegen?— no tenemos más que ser leales con la tierra que nos ha visto nacer, crecer y desarrollarnos, igual a los que la han escogido para vivir; pese a lo que digan en Reforma ( tenemos que insistirlo hasta el cansancio: tres semanas antes que ellos le dieran las ocho columnas, un periodista de provincia demostró que nada tiene que pedir a la llamada Gran Prensa, porque Jesús Castillo García, aquí en su columna de La Unión de Morelos, escribió exactamente lo mismo que el principal del diario nacional, exactamente la esencia de la nota: dónde, cuándo, por qué y de a cómo) aquí estamos.
¿Podrán cambiar las condiciones? Claro, se tiene que trabajar para ello. Si en 1985 señalaban a este columnista porque nos atrevíamos a decir que México podía colombianizarse, que Morelos bajacaliforniarse y Cuernavaca guadalajarisarze, hoy no tenemos más que aceptar que el augurio nos alcanzó y que no son culpables ni responsables los habitantes sino sus consecutivas autoridades. Así que…
Condolencia
El arquitecto Rómulo Riesgo Castillo falleció la madrugada del domingo. Recibimos un escueto informe de uno de sus tantos amigos. Descanse en paz este hombre que supo hacer amigos. En su tarea profesional fue exitoso y sumamente capaz.