Ellos junto con su presunto jefe “El Negro” Radilla son la parte más frágil de lo que son auténticos corporativos. Éstos y gente parecida a ellos tiñen las calles de sangre, aterrorizan colonias, se convierten en referentes obligados en sus áreas de acción, todos los conocen, pero hasta ese bajo nivel llega la justicia.
De pronto la aprehensión de un jefe mediano o la entrega y muerte de un alto capo como sucedió hace casi un año con el señor Arturo Beltrán. Si fuera en realidad tareas exhaustivas de inteligencia, todos los capos del país estarían detenidos. Imagínense: todos los exhibidos se conocen sus generales y por donde se mueven. Hay familiares de ellos, víctimas seguramente del parentesco, pero sin duda un vínculo que cuando la fuerza del gobierno, el poder completo, hace algo va encima de cualquier derecho fundamental. Dicho en concreto: la guerra contra el narcotráfico ha tenido un uso político de malos resultados para sus creadores y oxigenadores –le echarán aire hasta el último día de su gestión con el nulo resultado de los primeros 4 años--.
¿Se ha ganado alguna guerra? Ninguna. ¿Qué se ha perdido? A niños como este Ponchis, hoy internacionalmente conocido, que ha hecho posible que en el mundo entero se conozca que existen colonias como Civac y Tejalpa que pertenecen a Jiutepec y que aquí se libran guerras entre civiles niños con soldados fuertemente armados. Triste pero cierto: ésa es la percepción en cada parte del planeta en que se enteraron del Ponchis. Las autoridades, sobre todo las educativas, las de desarrollo social (¿Nos gustaría saber, y ojalá nos conteste el desconocido titular de ésta en Morelos, a nivel gobierno estatal, qué hacen, en qué utilizan su presupuesto, cuál es su función, bueno siquiera cómo se llama?), los sistemas municipales, estatal y federal del DIF. La tarea no es solamente policiaca, entra en terrenos del contacto directo en comunidades eternamente descuidadas, alejadas de los beneficios gubernamentales. Ahí, en gestación hay muchos “Ponchis”, a los que bien vale la pena examinar a fondo hasta dónde son victimarios o víctimas del sistema en que vivimos los mexicanos.
Aquí poco importa hincharse los labios al pronunciar el número de cárteles afectados, nombres de “grandes capos” capturados o asesinados en la guerra. No, el fondo—fondo es que no crezca el número de menores incorporados a lo que es la mayor agencia de empleo que tiene este país sin mayores requisitos: la delincuencia organizada. Sueñan con crecer como los que han muerto, huyen o han sido capturados y no llegan siquiera a vivir a plenitud su juventud. Son productos de desecho, un modelo reciclable, un problema social tan real como la inclemente violencia desatada tras la fallida guerra oficial contra el narcotráfico.
Gandules y sentiditos
FURIBUNDA REACCIÓN DEL duopolio Televisa—Gobierno en contra de la publicación que vino a marcar el antes y el después del periodismo mexicano: la revista semanal Proceso, y lo que de ahí han surgido como sus agencias. Duros para los gobiernos, partidos, funcionarios y políticos que jamás van a tener una expresión en su favor. Antes de las administraciones emanadas del Partido Acción Nacional, lo “más grave” que tenemos registro fue la cancelación de publicidad de la presidencia de la república por estrategia de su jefe de prensa, el controvertido, eficaz y cábula don Pancho Galindo, al que a través de su presidente José López Portillo el maestrazo Rogelio Naranjo ilustró con la figura del apuesto Jolopo, hecho una furia, gritando “¡No pago para que me peguen!”. A este cartón lo antecedió otro: un gran ramo de flores que recibe López Portillo con la leyenda: “Al cliente lo que pida”.
Si bien poco aceptados por las instancias del poder, Proceso se convirtió en una necesidad de amplios sectores mexicanos de encontrarse con “la otra prensa” a partir de su aparición en 1976, poco después que el gobierno de Luis Echeverría Álvarez los echara con todo el peso delictivo del poder presidencial del diario “Excélsior”. El que escribe y varios miembros de su familia somos lectores desde el número uno, ése donde aparece entre los reporteros fundadores nuestro querido amigo Carlos Reynaldos Estrada y en interiores viene una nota firmada por él (A propósito, mañana estaremos sus amigos atentos a la intervención quirúrgica que le hacen en el Hospital Uno del IMSS en Plan de Ayala, seguros que lo vamos a disfrutar un buen rato con su comentario ácido y “la nube” que muchos le ven sobre su cabeza pero es una aureola de casi santo para los que en verdad saben observarlo).
Bueno, a Proceso le han tratado de descalificar tanto tiempo durante 34 años que una más no es extraña. En los últimos años se le fue encima la ridícula e influyente señora Marta Sahagún, ahora lo hacen señalando a Ricardo Ravelo como un reportero pagado por un capo del narcotráfico, Sergio Villarreal Barragán, según lo declaró en una controvertida averiguación que la PGR a través de la SIEDO le hace en su nueva calidad como “testigo protegido”. Los que sabemos de la trayectoria de Ravelo le damos vuelta a la hoja; sin embargo, notamos el vasallaje de los que fueron instruidos para írseles encima. Sí, hay de periodistas a periodistas, y esta vez se evidenció que la rabia televisiva, con todo su ofensivo poder simplemente, le peló los dientes a Proceso y los que ahí hacen su quehacer.
No imaginamos este país, hoy más sometido por la violencia y la necedad de sus gobiernos, sin esta publicación. Ha sido el equilibrio y modula la conducta de muchos otros medios. Ni éste, ni otros gobiernos que vengan les van a hacer mella. Hay una sola razón: les sobra calidad en muchas ramas. Hace muchos años conocemos a su director Rafael Rodríguez Castañeda –en 1983 nos acompañó en la UAEM con la Vanguardia de Periodistas y justo 10 años después nos invitó a presentar con él su libro “¡Prensa Vendida!” en el Jardín Borda. Le enviamos un abrazo a todos los que componen esta necesaria empresa que fundó el periodista mexicano responsable del parteaguas de la prensa en México: don Julio Scherer García.
Ni modo, ahí está…
NO FALTAN LOS que con todo derecho dicen que esta columna, dónde esté, se ocupa seguido de Manuel Martínez Garrigós. Son varios los que la crítica la hacen con ferocidad, cosa que también respetamos, pero lo que es, simplemente es. El presidente municipal de Cuernavaca es de los que antes –y hoy, cómo no— se les denominaba “políticos nacionales” porque se movían en el círculo dorado de presidentes del país, dirigentes de este partido o coordinadores parlamentarios.
Hoy el PRI no tiene la presidencia pero sí el poder mayor a nivel partidos, con gubernaturas y ciudades importantes gobernados por él. En Morelos, por ejemplo, además del Ayuntamiento de Cuernavaca tienen 15 de los 18 distritos locales que componen el mapa legislativo. MMG estuvo hace unos días en la toma de posesión de los gobernadores de Veracruz, Javier Duarte y de Aguascalientes (este último recuperó el poder estatal luego de dos sexenios) y hoy tiene que estar en la Comisión Permanente del Comité Ejecutivo Nacional del PRI en su calidad de representante en el país de los alcaldes priistas.
Sobra decir que es el único priista de Morelos en esa posición, lo que ratifica que está jugando, y digan lo que digan o se haga lo que quisieran sus adversarios, es el puntero del tricolor para la sucesión cada vez más próxima.
La Solidaridad con Anabel
Anabel Hernández
Reporte Índigo
Recibe un cordial y fraternal saludo.
Damos cuenta de tu denuncia presentada el día de ayer ante la Procuraduría General de la República y ante la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.
Hemos sabido que en entrevista a medios de comunicación has señalado claramente que los planes para asesinarte fueron fraguados directamente por el secretario de Seguridad Pública Genaro García Luna y su subalterno Luis Cárdenas Palomino.
Apenas ayer nos consternábamos por la embestida y el montaje que Felipe Calderón había lanzado contra la revista Proceso y el reportero Ricardo Ravelo, usando a la PGR y a Televisa.
¿Qué sigue? Hoy hemos conocido las revelaciones diplomáticas de los Estados Unidos que confirman plenamente lo que has documentado en estos años, “La corrupción generalizada” en el gobierno calderonista y su simulada guerra contra el narcotráfico.
García Luna es evidenciado como un perdedor, según el testimonio del embajador norteamericano en México. Se equivoca, tú has documentado fehacientemente el enriquecimiento inexplicable de García Luna. Ahora en tu libro “Los señores del Narco”, has probado con documentos del gobierno mexicano la protección oficial que goza el señor Joaquín Guzmán Loera, protección que corre a cargo de García Luna y sus subalternos.
No estás sola Anabel, la obsesión de Calderón y García Luna los está llevando al despeñadero, están dejando muchas huellas de su desesperación y rabia.
Es hora de cerrar filas contigo y con Proceso, las fuerzas progresistas y democráticas del país estamos contigo y con la revista de don Julio Scherer.
También es hora de convocar nuevamente a una gran acción de revocación del mandato en todo el país contra el gobierno de Felipe Calderón. No podemos esperar hasta que sus sicarios en Seguridad Pública cumplan sus amenazas contra ti.
Un gran abrazo.
Hortencia Figueroa Peralta
Presidenta de la Comisión del Trabajo y Previsión Social del Congreso de Morelos.