Por su parte, el Consejo para la Ley y los Derechos Humanos A.C. realizó una encuesta a 3 mil 500 jóvenes del DF y área metropolitana de colonias populares, clase media y alta. Según el estudio, el 76% de los jóvenes aceptó que estaba dispuesto a vender droga como una forma de generar ingresos para vivir, mientras que el 10% ya lo ha considerado, 5% aceptó dedicarse a la venta de estupefacientes y 9% no se involucraría. Es decir, 91% considera que trabajar como narcotraficante es una opción a considerar y lo que es más 5 de cada 100 ya son narcotraficantes.
Confirmando lo anterior, Héctor Castillo Berthier, investigador de la UNAM, encontró que entre el 3 y 5% de los jóvenes participa en el crimen organizado. Si tomamos como fuente el INEGI, el 21% de la población del estado de Morelos está entre los 10 y 19 años de edad, y suponiendo el caso optimista, sólo 3%, tenemos 11,193 “ponchis”; en el caso pesimista, 5 %, tendríamos 18,655 adolescentes dedicados a la delincuencia en el estado. Ante la abundancia de “ponchis”, los siguientes niños asesinos ya ni noticia serán. De ese tamaño es el problema, no que vamos a enfrentar, sino que ya estamos viviendo día con día.
Los criminales “prefiero morir joven y rico, que viejo y pobre”, ¿será verdad?
Ingresos en la legalidad, ¡cuando hay empleo!
El estudio Empleo y población en el estado de Morelos, bajo la dirección de María Adela Angoa, indica que el ingreso promedio para los hombre mayores de 14 años y que tienen empleo es de 5,316.00 pesos, así tenemos que percibirán en toda su vida productiva, de treinta años y considerando las prestaciones sociales, 2 millones 545 mil 300 pesos.
Ingresos de los sicarios
Viridiana Ríos, en un ensayo sobre la criminalidad, informa que el salario mensual promedio de un sicario se ubica entre 10,000 y 12,000 pesos. Mientras que la periodista Julieta Martínez publicó en El Universal que la vida útil de un sicario es de 3 años, pues son eliminados o encarcelados. Por su parte, Daniel de la Rosa, secretario de Seguridad Pública estatal de Baja California, dice que la mayoría de los muertos no excede los 25 años de edad. “Lo detectamos al momento en que vienen a recoger los cuerpos”. Considerando la información anterior, en tres años de vida productiva, un criminal de este tipo obtiene un monto de 432 mil pesos.
Es decir, la frase “prefiero morir joven y rico, que viejo y pobre”, sólo se cumple parcialmente, ya que efectivamente los sicarios mueren o son detenidos jóvenes, pero no ricos, ya que el monto total de su ingreso, contemplado que incurren en gastos de alimentación, vestimenta y en muchas ocasiones en drogas, sólo tienen, siendo optimistas, un ahorro que alcanza para comprar un carro de medio pelo. Sin embargo, existen infinidad de casos en que no ahorran nada; para muestra un botón, “el Ponchis” no tiene ni para pagar su abogado. Por increíble que parezca, y en parte explicado por el tiempo tan corto que dura en activo un sicario, un trabajador en lo legal en sus treinta años de vida productiva gana casi seis veces más que un sicario, el problema es que haya empleo.
Que los ninis se conviertan en “ponchis”, en lugar de jóvenes productivos.
Si algún empleador pretende dar una oportunidad laboral a algún joven nini, de esos que ni trabajan ni estudian, y evitar que se convierta en un PONCHIS, se enfrentarán ambos con una infinidad de trámites prácticamente imposibles de cumplir. Y si a eso se le agrega que una empresa poderosa de comunicaciones, como venganza, pretende destruir al empleador en cuestión y también existe una diputada corrupta, apoyando un abogado laboralista inescrupuloso y además tanto la Junta Local de Conciliación como otros organismo del estado inician una embestida a través de auditorías y visitas de revisión, ya sabrán el resultado. Bueno, para Ripley y porque era mentira lo que se decía, la empresa en cuestión, Tren Turístico, sale bien librada y todo certificado con documentos oficiales, a los cuales los conspiradores no les dieron la difusión que correspondía. Lo que se pretendía era dañar una empresa y quebrarla, sin importar que algunos de los empleados se convirtieran en ninis y quizás con el tiempo en PONCHIS.
Anécdota
“El Ponchis” a la edad de 9 años cuando fue expulsado de la escuela de Tejalpa, por rebelde, pasaba parte de su tiempo en el entorno al Tren Turístico, incluso todavía se recuerda su afición al fútbol y las “luchitas”; sin embargo, en esa época la empresa turística no contrataba menores de edad por lo complejo de la Ley Laboral que rige ese tipo de relaciones.
Estimados lectores, hasta el lunes 10 de enero del 2011, tomaremos el puente Guadalupe Reyes.