Este último se basa en los síntomas específicos derivados de la falta de cada vitamina, aunque no siempre son válidos debido a la presencia de signos poco claros que, lejos de ayudar, complican el examen.
Ahora, hablando de carencias, éstas se pueden presentar en la población tanto en países desarrollados como en países en vías de desarrollo. La malnutrición en estos países no es sólo cuantitativa sino también cualitativa. Una de las carencias más importantes es la de la vitamina A, que es una causa muy importante de ceguera en niños, así como la de la vitamina B1 y la vitamina D.
Pero entre las causas que originan carencia vitamínica, no sólo cuentan las que son consecuencia de una deficiencia en el aporte vitamínico a través de los alimentos, sino también otras varias, especialmente en las personas adultas mayores, como son los trastornos digestivos que impiden o dificultan su absorción, trastornos en el metabolismo vitamínico (dificultad de su transformación en sustancias biológicamente activas, en su distribución o en su eliminación) o trastornos en su utilización (anomalías gástricas, interacciones medicamentosas o presencia de antivitaminas).
Otras veces, las necesidades de vitaminas son superiores como consecuencia de una determinada situación del organismo, como en el embarazo, la lactancia, el crecimiento), o debido al escaso aporte en los componentes de la alimentación.
Por otro lado, la administración de vitaminas sólo puede calcularse, según el contenido de la alimentación. Pero no se puede saber exactamente el aprovechamiento de las vitaminas naturales.
Desde el inicio del siglo XX, el enriquecimiento de alimentos básicos en algunos países, ha producido una drástica reducción de las enfermedades carenciales, que era uno de los principales problemas de salud pública. Por ejemplo, el raquitismo ha sido controlado al incorporar a las leches vitamina D, así como la incorporación a los cereales y harinas de tiamina (vitamina B1) y nicotinamida (PP), en las mantequillas se adicionan vitamina A, D y E.
Ahora la gran preocupación es elaborar productos alimenticios con alto valor nutritivo, estables y apetitosos. En esto, las vitaminas juegan un papel muy importante.
La satisfacción de las necesidades vitamínicas de las personas se consigue mediante una alimentación variada de productos naturales ricos en vitaminas, como son las levaduras, el germen de trigo, etcétera.
Es por esto que, el uso de vitaminas sintéticas ocupa ahora el primer plano en la alimentación y nutrición, así como su administración con fines medicinales.
Los alimentos pueden ser enriquecidos ya sea con macronutrientes (carbohidratos, proteínas y grasas) o con micronutrientes (vitaminas, ácidos grasos, etcétera)
Es importante realizar una revisión por parte del médico geriatra, para que evalúe el estado nutricional de las personas adultas mayores, y recomiende una serie de análisis clínicos, y en base a esto, recomiende tomar vitaminas como un extra, además de revisar su ingesta de alimentos y ver que se siga una dieta balanceada y adecuada para su edad y talla.