Las condiciones acercan, cada vez más a que quienes voten el año que entra, terminen hartos y ejerzan un castigo ejemplar a los que crea son responsables de la revoltura. Imposible hablar de práctica política cuando no se hace uso de ella, y los que podrían ejecutarla o son subordinados de jefes anárquicos o pertenecen al “staff” de gobernantes comodinos cuanto perversos.
¿Qué le espera a Morelos? ¿Habrá tiempo para enmendar la montaña de errores que unos y otros cargan? ¿Tendrá la sociedad morelense, abandonada y lastimada, capacidad de perdón para quienes hoy y ayer la lesionan? ¿Surgirá entre los escombros el protagonista honrado, honesto o franco, que a partir del reconocimiento de estas acciones, se catapulte a la probabilidad de la nominación?
Hemos mencionado nombres de personajes con la posibilidad de ser candidatos. La batalla abierta entre grupos y personas públicas está claramente a la vista. Es ocioso decir quiénes contra quiénes. Los excesos se han dado en toda dirección. En estos días cual mesa de tenis vemos como se multiplican los envíos casi a la velocidad de la luz. El desgaste es evidente. La apuesta es total: vencer o morir políticamente hablando para que no se mal interprete. El aderezo es que no son gobiernos estatales o municipales en la pugna, con sus partidos de manera natural (o con parte de ellos para ser claros), hay particulares físicos y morales que juegan el todo por el todo cambiando el rol obligatorio para su creación como empresas, un tema molesto pero también altamente visible.
Y los que pagan, en la comodidad, a la espera que rueden cabezas para hacerse presentes. Mientras, todos, pero todos, niegan intereses aviesos, se escudan en su compromiso popular –incluimos a los nerviosos particulares acostumbrados a dictar órdenes y que el funcionario las acate, viles dictadorzuelos, pacotilla infecta—.
Se huele el 2012, todos están al acecho, miente el que lo niegue. Unos quieren ser, otros salvarse de persecuciones o cárcel porque ha habido excesos, le invierten en herramientas de guerra antes de gastar en propuestas. No se da el arranque pero todos, sin excepción, corren en su carril. Más adelante, pronto, daremos detalle de cada color y personajes. No existe lo que hace muchos años cuando la hegemonía priista un alto militante de éstos, reclamó al columnista “por adelantar los tiempos” y obtuvo como respuesta que “sus tiempos” no eran competencia del periodista, al que el único tiempo que le exige es la entrega del trabajo cotidiano.
Entendimos que el reloj que mueve la política se sincronizaba no con los medios sino con algunos empresarios de éstos, así que lo mejor era tener su propio aparato para que el tiempo caminara como lo hacen los demás seres humanos normales. Sin embargo, no vemos ningún reloj, ni árbitros, los competidores están sueltos, algunos desatados y sin reata que los amarre.
Pancho Alva: el caso extremo
La figura de Francisco Alva Meraz cada vez se acerca a la del pagador de los males de sus jefes. El contador público y forjador de árbitros a la vera de Bernardo Ortega y Carlos Alberto de la Rosa “El Pelos”, con seguridad será de los actuales funcionarios en la mira de los próximos gobiernos, del partido que sea incluido el suyo. Al zapatense lo envían, una y otra vez, a zona de conflicto grave y carga consigo la sombra de la sospecha de corrupción. Difícil que se la quiten.
En el actual efecto de intereses lo que está en juego es el poder y para lograrlo cualquier argumento es bueno. ¿Dónde tienen mayores recursos para la operación? Lo del transporte organizado para el bloqueo, naturalmente que existe no sólo la bendición sino el apoyo logístico y material de las autoridades estatales del ramo. El contador Francisco Alva Meraz ha ido más allá y no se manda solo. No hay que hacerse el loco. Lo activo y lo desactivo, lo anuncio con bombos y ya. Pancho debe articular una ruta que haga más corta la vía Zapata—Atlacholoaya. Hoy que puede, que aproveche.
Ni hablar, cada uno de sus rasgos en su actual posición le cambian la figura humana por la de “chivo” de esos que espían.