En tanto, la captura de tres policías del municipio de Xochitepec y un trío más de cómplices conocidos como “Los Hoteleros” se suma a la de un ex policía de Cuernavaca que actuaba como taxista, de nombre Juan Arreola Franco, desde enero arraigado en la SIEDO que secuestró al ciudadano suizo Oliver Tshumi (que no han dicho si se conforma lo que todo parece: los plagiarios lo asesinaron). No es nuevo que guardianes del orden pagados con el dinero del pueblo, atenten en contra de la misma sociedad. El policía difícilmente tiene partido, es policía y trabaja para unos y otros. Lo anterior para que se elimine la especulación que los ayuntamientos son priistas. Esto, a su vez, de ser un montaje, pronto se esclarecería y provocaría un conflicto mayúsculo, con la petición de juicio político prácticamente en la receptoría de partes del Congreso, todavía, digan lo que digan.
Mencionamos la presunta filiación de policías porque nos encontraríamos ante un mosaico multicolor:
Armando Martínez Salgado, el subdirector de la judicial con Jorge Carrillo Olea, lo pintamos de tricolor. A los tres de Xochitepec les damos el mismo tono. Así, entraríamos en una fila larga de panistas plenamente corroborados como delincuentes, incluso en prisión o en un panteón: Agustín Montiel López y su segundo Raúl Cortés Galindo, en La Palma—Altiplano—Almoloya. Agregamos a otro jefe de la ministerial, azul por cuestiones cronológicas pero en el que se aplica que el policía es policía y ronda en la frontera con la delincuencia y muchas veces ahí se radica. Es Alberto Pliego Fuentes, abatido por un cáncer agresivo cuando acompañaba a Montiel y el apodado “Mico” en La Palma. Y aun hay más: Luis Ángel Cabeza de Vaca, secretario estatal; y Francisco Sánchez González, secretario en Cuernavaca de Seguridad Pública, otro, Salvador Toscano, director de aprehensiones de la ministerial, los tres en el penal federal de Nayarit y, agregamos, al ex policía Juan Arreola Franco, que trabajaba en la metropolitana el trienio anterior, Y se nos olvidaba, al Royaceli y dos más que asesinaron al ex subprocurador Andrés Dimitriadis Juárez. ¿Alguien cree que el PAN los tenía en su listado de militantes? Entendámoslo: son policías.
Quizá el color amarillo salvaría el escollo, pero en Jiutepec ahora y en el pasado inmediato hubo problemas que los incluyen.
Pero, claro, hablamos en caso que fueran militantes de un partido, como lo era y portaba con orgullo su filiación priista, Apolo Bernabé Ríos García, incluso como delegado especial en la parte de la región oriente que tenía bajo control: Temoac y anexas.
Entrando en el terreno delincuencial, la captura de “Los Hoteleros” se inscribe en la serie de éxitos que en este rubro del secuestro ha tenido la procuraduría. Ayer veíamos en la televisión con el buen amigo y mejor colega Giovanny Barrios (del merititito ALM), que preguntaban al fiscal Pedro Luis Benítez, cuántos de los detenidos por este delito, se encontraban en libertad. La respuesta fue clara: “Ninguno, algunos acumulan hasta 80 años de prisión”, dijo el cuautlense.
También se coloca otro aviso: que para llevar a buen puerto la cosa de la procuración de justicia, esta tiene que alejarse de la política, que no se partidice, porque estamos justos en la línea del proceso electoral y los participantes en esta justa van a buscar sacar la mejor raja. Hay un dato interesante que otra ocasión: el madrazo que le aplicaron al candidato del PRI en Guerrero, Manuel Añorve Baños, en plena víspera de la elección, cuando le acusaron desde la misma PGR una presunta declaración de un “testigo protegido” llamado “Mateo”. Añorve regresó a la presidencia de Acapulco, y habrá que revisar hasta dónde le afectó “la siembra oficial”. Es un tema amplio que lo trataremos pronto. En tanto, las PGJ de Morelos se anoto una buena más.