El caso más sonado fue el de Grecia. Melina Mercuri la actriz que fue Ministro de Cultura de su país trató de recuperar los mármoles de Elgin que son los frisos que adornaban el Partenón en la Acrópolis de Atenas. Estos fueron trasladados a Inglaterra durante la invasión turca a Grecia. El entonces Embajador del Reino Unidos Lord Elgin los mandó desmontar del Partenón y los envío a Inglaterra, donde han sido alojados en el Museo Británico. Hizo muchos esfuerzos fue apoyada mucho por la prensa, pero finalmente el regreso de los mármoles no se dio.
No es el único caso, hay por ejemplo en el Museo Pergamon de Berlín, mucho del arte babilonio que inclusive piezas enteras, la puerta de entrada de la ciudad se encuentran en el museo. El famoso busto de Nefertiti que fue descubierto por Ludwig Borchardt en una excavación en Egipto se encuentra en el Neues Museum de Berlín, hace unos días el gobierno egipcio pidió su regreso. Todos estos objetos fueron parte de un convenio entre los países y las instituciones que pagaban por las excavaciones y por encontrar los restos de las ciudades milenarias. Eso fue también uno de los argumentos por los que no se regresaron las piezas. También el caso del Instituto Oriental de la Universidad de Chicago en donde se encuentran los Leones Alados de Babilonia y muchas piezas que fueron obtenidas a fines del siglo XIX por quien fue el primer Rector de la Universidad de Chicago William Rainey Harper que era arqueólogo y los gastos en que incurrió en estas investigaciones fueron pagadas por la Fundación Rockefeller. Es el mismo caso, el convenio entre los países anfitriones y los exploradores, eran que parte de los hallazgos saldrían a los países que estaban aportando el dinero para los estudios y parte se quedaría en su país. Caso diferente, el caso de Grecia de Schliemann que dejó todas las piezas de sus hallazgos en la misma Grecia porque él se había casado con una griega de nombre Sofia.
El caso del Penacho de Moctezuma tiene varios aspectos. En primer lugar en ningún dibujo o códice se encuentra el Tlatoani con un penacho, más bien entre los estudiosos de estos temas se considera que era más bien una capa ceremonial para ocasiones religiosas. El famoso Penacho junto con otras piezas en total 156 fueron regaladas por Moctezuma a Cortés para que las enviara al Rey de España, el Penacho no era el principal sino los tres discos metálicos representando el sol, la luna y Venus, uno de oro puro de dos metros de diámetro pesando 17 kilos y el de la luna de plata y la otra de piedras preciosas.
Existe el testimonio que estos objetos no eran exactamente lo más importante para Carlos V porque estaba en juego tanto la política española como tratar de sostener el Sacro Imperio Romano que él había heredado y lo hacía Emperador. Por eso se dice que dejó en Bélgica estas piezas y en 1563 pasó a manos de Fernando Conde de Tirol, sobrino de Carlos V y después de varios movimientos fue pasando por colecciones privadas y llegó por fin a Viena en 1817.
El famoso Penacho fue restaurado en Viena y poco se sabía en ese tiempo de la plumaria mexicana, algunas plumas de quetzal se agregaron en la restauración, pero también de pájaros de gran tamaño de otras partes, algunos de ellos de la Europa oriental. En cambio hay una réplica hecha con los plumajes reales que se encuentra en el Castillo de Chapultepec.
Es necesario saber de que se trata y no crear una psicosis nacionalista de algo que realmente no tiene importancia. Lo más importante de los regalos de Moctezuma fueron los discos metálicos de los cuales Durero consideró que eran obras maestras tanto los discos como el trabajo de metales.
Así es que, es poco aventurado tratar de configurar un argumento legal de que fue parte del saqueo que hubo por parte de los conquistadores y que debiera regresar al pueblo mexicano. Estos intentos seudopatrióticos, no están basados en la realidad. Sería más importante acabar con el tráfico de ídolos en México que repatriar una pieza que realmente no tiene el significado histórico que se le quiere dar.