Carlos Sánchez Toscano
“Señor Jaramillo:
Soy su lector hace muchos años y no siempre estoy de acuerdo con usted. Tal parece que en lo que escribe el día de hoy hace una defensa al Partido Revolucionario Institucional en el fondo, aunque diga que Carlos Hank Rhon no tiene defensa alguna. Lo que me aterra junto con mi familia es entender que, en efecto, hay visos que nuestros gobernantes han perdido el juicio. En el conjunto de puntos que están a la vista de todos, en el más modesto análisis que hago con una de mis hijas que estudia ciencias políticas, llegamos a conclusiones que prenden focos de alarma.
No tengo militancia partidista, mis hijos sí, y es diversa, no quiero decir exactamente a cuales porque es un asunto de ellos. Uno de estos focos encendidos es que, como muchos, primero me avergoncé de la posición asumida por el presidente Felipe Calderón en la universidad de California. Estaba desaforado, manchando un acto que no sé a bien que trataba, pero en un lugar donde se debe guardar respeto. Mis hijos son universitarios y si un político va hacer mal uso del sitio donde estudian, lo voy a repudiar. ¿Qué dirán los padres de los estudiantes de esa universidad norteamericana? ¿Con qué derecho la invaden lo que, coincido con usted, en asuntos que corresponden a la política de los y para los mexicanos? No era precisamente una clase de historia, sino un mexicano encendido, abusando de la hospitalidad de una institución respetable.
Sí, por supuesto que en las conclusiones con mi hija la politóloga, observamos que encima de las acciones como las que usted menciona en su columna de hoy, la conducta de panistas de todos los niveles, lleva signos inequívocos de lo que usted denomina “Síndrome de la Derrota”. Vea usted: abusos en el cobro de la energía eléctrica ahora con la Comisión Federal de Electricidad sin que el usuario tenga siquiera derecho a reclamo; son groseros y arbitrarios y enferman al que se atreve a exigirles explicaciones. Nos suben cada rato la gasolina, el gas, elementos básicos que pega directamente en la economía familiar, no es un tema que gusten tratar, pero los mexicanos estamos hartos de estas acciones.
Sí, somos una familia que vive desde siempre en Cuernavaca y es tanta la información amenazante que sentimos que cualquier día, sin siquiera tener entre nosotros, en la conciencia y en nuestros bienes, una resortera, nos va a llegar un cateo porque somos “sospechosos de conductas indebidas”. Nos preocupa pero más nos molesta esa actitud que cada ciudadano, cada familia, seguramente ve como posibilidad. Se sienten actitudes con tufo fascista, según la expresión de mi hija. Los mexicanos hemos perdido muchas garantías sin que la ley nos lo dicte, nos ha penetrado el miedo a través de medios de comunicación sometidos, que no cumplen con su obligación de crear el equilibrio con los que detentan el poder, se nota también el miedo entre los periodistas. ¿A quién vamos a recurrir? Por ello le reconocemos que aunque de vez en vez, se meta en temas que verdaderamente nos ocupan, muy por encima de qué partido va a ganar.
No queremos que esa cosa que llama “síndrome” nos perjudique, pero vamos a admitirlo: el presidente de México, Felipe Calderón Hinojosa no se escucha, no se ve nada bien. Está fuera de contexto y en ocasiones como la de California, fuera de sí. Dejamos nuestro correo, dirección y teléfono celular pero le rogamos no los publique. Si tiene a bien compartir su espacio, creemos que nos va ayudar a sentirnos mejor por la mera expresión. De todas maneras, lo seguiremos leyendo donde está ahora o donde vaya. No somos fans, pero maneja temas que nos gusta comentar. El de hoy es obligado, por ello en familia, decidimos hacerle llegar este correo. Gracias por abrirnos –si es que lo hace—el espacio de “Prohibido Prohibir”.
Nota del Columnista:
Don Carlos y Familia Sánchez Toscano.
Tiene usted razón, parece una encendida defensa del PRI. Debo admitir que aunque en lo personal no tengo militancia, hemos visto pasar (con esta columna y en el medio) más de tres décadas a gobiernos de todo tipo, la mayor parte de ellos con administraciones de priistas. Lo del “Síndrome de la Derrota” fue una expresión escuchada en conversaciones con amigos periodistas y políticos, gente que analiza la vida de este país y lo creímos conveniente compartir con los lectores. Este espacio es de usted y su familia cuando lo disponga. Gracias por dejarnos llegar a su hogar.
De Judith Moctezuma
Jaramillo:
No es la primera ocasión que te hago llegar un correo, algunos me los has publicado. Soy militante priista desde que abrí los ojos, porque mi familia lo ha sido siempre. Tengo credencial desde los 18 años, de elector y del PRI. Nunca lo he negado. Hoy creo que es la alternativa porque el PAN y sus gobiernos estatal y federales, han sido peores que los otros. Ando por los 30 años, así que no padecí ni recuerdo cosas de los regímenes priistas. Lo que hoy leo en tu columna me preocupa porque los políticos pueden enloquecer con el poder, pero más cuando se acerca el día de entregarlo, así que no se justifica pero se entiende que estén desesperados los de color azul.
Más hay un tema que me tiene molesta y aprovecho para tratarlo: que el presidente del CEN de nuestro partido, Humberto Moreira, en el que alimentamos muchas esperanzas por su estilo abierto y valiente como gobernador de Coahuila, hoy al frente de esta responsabilidad se vea temeroso y hasta acobardado. ¿Qué hizo para permanecer callado? ¡Cómo extrañamos a Beatriz (Paredes Rangel, la ex dirigente nacional)! Mientras Moreira dice que va a analizar las cosas, Beatriz con cuidado, discreta, aparece declarando por el Estado de Hidalgo con presencia que muestra su capacidad y su institucionalidad. ¿Nos equivocamos con el gobernador que tan bien baila “que se pare la bola” y “el bodeguero”, que retaba al presidente?
Ojalá y no, por el bien no sólo del PRI sino del país, porque si se alocan los del PAN con el síndrome ese, ¿quién nos va a defender? Soy afecta a la música de todo tipo (por eso Moreira me cae muy bien), así que espero complazcas a un grupo de mujeres priistas que estamos con la seguridad que vamos a ganar casi todas las posiciones en el año que entra, desde la presidencia de México, el gobierno de Morelos y la presidencia de Cuernavaca, con los que nuestro partido ponga, que ante el comportamiento del señor Humberto Moreira Valdés, no perdemos el optimismo y protestamos cantando. Es una copia de “Como te extraño, mi amor” de Leo Dan, pero con montaje de nosotras:
“Como te extraño, Beatriz, ¿por qué será?/ me siento sola en el PRI si tú no estás/ Como te extraño, Beatriz, ¿qué debo hacer?/ porque a Moreira lo van a enloquecer/ ¡Hay Beatriz, querida!/ pronto tienes que volveeeeeeeeer/ ¡Al PRI!
Gracias y esperamos que le sigan con el “oh, oh, oh, oh…”.
Nota del Columnista:
Oh, oh, oh, mi corazón. Esta canción la escuchábamos, de unos 10, 12 años, a través de la ventanita, de 20 por 20 centímetros, que en lugar de vidrio tenía madera y en lugar de aldaba, un clavo, en la añorada vecindad “El Amate”, cuando se colocaban los juegos mecánicos en la parte sur del mercado. Atravesaba la barranca de Amanalco la pegajosa melodía del argentino Leo Dan. Gracias a la señorita Moctezuma. Este es su espacio. (Llegan más correos, con seudónimo, sin una sola manera de saber quiénes son, que llenan de adjetivos al que escribe y a otras personas. En tantos años, el espíritu hace costra, pero no prestándonos de instrumentos que lesionen el honor de los demás. Esos que se los publiquen donde les pagan. Aquí no nos ponemos de “a cañón” a estos jueguitos y aguantamos vara cuando el tiro es derecho.)