Es en 1911, hace 100 años, cuando Morelos realmente se mete de lleno en la Revolución Mexicana. Obviamente que el distintivo que no otorga ninguna empresa ni instituciones afines a los gobiernos (lo hicieron historiadores y cronistas de muchas ciudades luego de analizar el papel de Morelos en la lucha revolucionaria), no es gracia alguna. Los que aquí vivimos lo sentimos y sabemos; estamos orgullosos de ser referente mundial y nacional.
Por ello, los eventos que deben cuidarse en detalle son los que vienen. La comisión del Congreso local, que encabeza el diputado Luis Arturo Cornejo Alatorre, ha hecho más que una destacada serie de acciones. Una sola de éstas es “Yo soy de Morelos”, la canción del maestro Pedro Alberto Cárdenas, y las interpretaciones por artistas locales por nacimiento y decisión, cada que se escuchan, emocionan. El calendario de efemérides de la Revolución e Independencia con participación en esta tierra cada uno de los 365 días, sin duda, es una contribución al acervo histórico, cultural e individual para heredarlo a los nuestros. Hay datos que jamás conoceríamos sin este documento valioso. Y muchas cosas más que los diputados en su mayoría aprobaron y dieron seguimiento.
El papel de esta comisión –que debe decirse tuvo el respaldo total del gobernador Marco Adame Castillo— eliminó parte de la floja actuación legislativa; digamos que fue el punto relevante, en el año, de los legisladores a través del más experimentado de ellos, como es Cornejo, un político que está mucho más allá del bien y el mal que, sin embargo, conserva el instinto político y su capacidad de operación. Como sea, cada uno de los 29 diputados restantes se lleva su parte como institución.
Vemos la fotografía y leemos el boletín que envía la oficina de Comunicación del Gobierno del Estado, donde el secretario técnico de la Comisión Ejecutiva para las Conmemoraciones del Centenario del Plan de Ayala y el Bicentenario del Sitio de Cuautla, el doctor Jorge Morales Barud, informa al gobernador sobre los proyectos y recibe las instrucciones precisas. Cuantas veces sea justo tiene que reconocerse lo que se hace bien. Si los eventos del año pasado de la Comisión Legislativa con el respaldo del Ejecutivo funcionaron, ahora con ambas y la comisión con Morales Barud los eventos deben ser magnos. De la Independencia el punto culminante es el Sitio de Cuautla que fue en 1812, en febrero para ser exactos. De la Revolución Mexicana, no sólo la redacción sino la instalación en la conciencia de los mexicanos del llamado Plan de Ayala. Los centenarios nacionales, del 10 en el siglo XIX y el XX, en Morelos cobran relevancia un año después –con algunos meses más o menos--, los 11 de cada centuria.
Sería injusto no involucrar a revolucionarios de entidades hermanas como Guerrero y Puebla. En nuestro vecino del sur, surgió la intención en dos revolucionarios con alto grado, campesinos, en hacer llegar a Emiliano Zapata apuntes sobre la elaboración de un plan agrario. Zapata lo comparte con el profesor Otilio Montaño y le dice que es urgente que lo revisen y enriquezcan. Lo hacen en Jumiltepec, comunidad de Ocuituco, Morelos, donde aparecen visos de federales que los van a atacar. Se van a Ayoxutla, Puebla, un poblado rodeado de una codillera que es un fortín natural. Ahí lo terminan. Parten hacia Morelos rumbo al sur poblano para arribar a lo alto, en Huautla, perteneciente a Tlaquiltenango, donde se unen y hermanan Morelos, Puebla y Guerrero.
En Huautla, Zapata pide al párroco del pueblo que haga copias del “plan” que traen redactado desde Jumiltepec en Ocuituco y de Ayoxutla en Puebla. Con las copias, el general Zapata y su gente bajan a la Villa de Ayala, donde lo dan a conocer y ahí determinan ponerle nombre: “Plan de Ayala”. Allí nació Zapata, en Anenecuilco. Todo esto transcurre en los últimos días de noviembre del 1911, culminando el 28 de ese mes. Los generales zapatistas guerrerenses y los guerrilleros poblanos dieron su visto bueno al histórico plan. Por ello, Morelos con Puebla y Guerrero eran entidades donde florecía el zapatismo y buscaban el reparto justo de la tierra para el que la trabajaba.
La reunión del gobernador Marco Antonio Adame y el doctor Morales Barud no indica otra cosa que lo que resta de este año y los primeros meses del próximo, cuando Morelos se inscribe con letras doradas en la historia de México, se tiene que recordar con dignidad, decoro y sobre todo orgullo. No cualquiera nace o decide vivir en la tierra donde vio la luz Emiliano o en la que Narciso Mendoza defendió a bala pura su natal Cuautla. En una palabra, no es cualquier cosa, para nada…