Tu bien sabes que el Tribunal Estatal Electoral en esta integración (2008-2012) ha tenido una importante actividad, incluso por encima de otras integraciones, de ello has dado cuenta en tus columnas, tanto en año electoral –2009-- como en años no electorales –2008, 2010, 2011--, solo por citarte algunos ejemplos. En esta integración, por primera vez en la historia del TEEM, los magistrados recorrimos dos veces el Estado para firmar convenios de colaboración en materia de capacitación con los ayuntamientos (con dos administraciones municipales)), y no solo firmamos los convenios sino que fuimos a dar la capacitación a cada municipio. Hemos realizado más diplomados, cursos, seminarios, y otro tipo de eventos académicos que ninguna otra integración.
En materia de transparencia hemos ocupado los primeros lugares desde que nos designó el Congreso (Por arriba de los otros tribunales que integran el Poder Judicial del Estado), nada menos en julio de este año nos notificaron que teníamos el primer lugar en materia de efectividad en cuanto a sentencias impugnadas ante la instancia federal, y confirmadas por ésta. Tenemos el 97.5 por ciento, que supera lo que hicieron nuestros antecesores y lo de muchos tribunales electorales del país. Tenemos el segundo lugar nacional en el sistema de consulta jurisprudencial, entre otros temas que no te enumero por el tiempo y el espacio.
En el caso del tema de tu columna del sábado pasado y un correo que publicas hoy, debo decirte mi querido Javier, que este Tribunal lo único que hizo en el caso del PSD que se menciona –como en el de todos los asuntos que han sido cometidos a nuestra jurisdicción--, es precisamente aplicar los principios de constitucionalidad y legalidad que rigen la materia electoral, principios que lamentablemente para el criterio de algunas personas o instancias, no obligan a la autoridad electoral a realizar una consulta popular, y saber si con nuestras sentencias “golpeamos la sensibilidad de la ciudadanía”, como torpemente lo señalan detractores de este Tribunal.
A lo que nos constriñe la Carta Magna y la Ley Electoral como órgano jurisdiccional --al igual que al Consejo Estatal Electoral-- es a respetar y hacer respetar los principios señalados. La misma persona --que al parecer es abogado-- hace otra serie de señalamientos que, por lo absurdo de los mismos, no vale la pena responder. Lo que si es importante decir es que la sentencia del TEEM fue impugnada ante la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial Federal –TEPJF--, por lo que habría de esperar la decisión de esa instancia federal.
Por último mi estimado Javier, cuando preguntas que si es legal la petición de credenciales de elector por comestibles o relojes, te diría que al ser este un documento expedido por una autoridad federal electoral (IFE), tendríamos que remitirnos a lo que dispone el artículo 403, fracción V, del Código penal federal, que señala:
“Que se impondrán de diez a cien días de multa y de seis meses a tres años de prisión, ‘a quien recoja en cualquier tiempo, sin causa prevista por la ley, credenciales para votar de los ciudadanos”. Es decir, podríamos estar ante la presencia de un delito electoral de carácter federal, siempre y cuando, desde mi punto de vista, se recoja el documento original.
Hasta pronto Javier.
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Importante el vasto comentario del magistrado electoral Fernando Blumenkron Escobar. Se comienza a esclarecer el panorama, más allá del Partido Social Demócrata y las prerrogativas que, lo establece con claridad el ex procurador y secretario de seguridad pública estatal, son legales. Agradecemos la precisión del licenciado Blumenkron.
Sobre el mismo tema tratado en este espacio sábado y lunes, el señor Enrique Díaz existe y al parecer es servidor público y por lo tanto conoce del tema. De ahí que lo que algunos consideran que fueron comentarios viscerales, lo respetamos de la misma manera que les diremos en su momento la posición y en qué institución, para tener la justa dimensión del asunto que nos ha ocupado.
La gratitud a ambos, Enrique Díaz y Fernando Blumenkron, por precisar lo que el columnista quiso y quedó a deber. Lo importante es enriquecer la información y el que escribe cree que con ambos comentarios eso ha pasado.