Esta acción no tiene por dónde ser marcada por la fanática mini facción que reprocha y escudriña –en caídas libres, a veces ingenuas y hasta idiotas-- cada acto de MMG. Si nos remontamos en las acciones de las administraciones municipales de la capital, no tenemos un registro de los últimos 30 años, para no exagerar, en que se haya determinado darle espacio y razón a los ciudadanos sobre intereses ya creados, incluso con permisos y lo que corresponde a inversiones de este tipo. No es estar en contra de éstas, simplemente que se han dado casos donde los grupos civiles de ambientalistas y derechos humanos tienen la razón. El otorgárseles no implica que se hinquen las autoridades ante estos importantes grupos, más bien que cuando existe la razón, ningún argumento contrario perdura. Pero tampoco se doblan ante el poderío económico de los Barones del Dinero, por más argumentos de que generan empleos, aunque acaben con la naturaleza.
Acciones de este tipo separan a Martínez Garrigós del común de los políticos tradicionales y los que aparecieron de última hora que no han logrado cuajar por más importantes cargos que cuenten. Es diferente, toma decisiones que ninguno otro se atrevería. Ahí está el robo monumental de PASA y la determinación de hacer obra pública perdurable, contra la crítica que va en contra, que es respetable en tanto no se les cuelen vividores, vivillos y listos, como bien se puede documentar. Vacunado a tanto mulazo, creciente su figura en parte por lo que la gente común percibe como una “estrategia pagada”, Manuel Martínez dará cumplimiento a su segundo año como mandatario de esta capital, sin que perdamos la vista a los famosos tiempos políticos y electorales.
Va a jugar la nominación del PRI al gobierno del estado por la simple razón de que en las mediciones que desde su partido nacional se han hecho, a través de empresas confiables, se encuentra a la cabeza. Ha trabajado en la administración con fuerza sin darle mayor registro que el obligado por la política a la crítica que, con o sin razón, es parte de la vida pública. Tienen su apartado los que lo hacen bajo consigna o porque no salieron algunos asuntos que pensaban explotar en el Ayuntamiento, parte de la cotidianeidad. Pero en la realidad-realidad al hijo de José Manuel y Socorro, al marido de María y padre de Camila, al hermano de José, al nieto del ingeniero Gustavo Martínez Lacarra –sólo por colorear su identidad morelense y de paso su árbol de parentesco-- tiene definido un programa de acción a partir de que intentó ser presidente hace ocho, hace cinco y hace dos años, hasta que lo logró.
Hace su tarea al interior de su causa partidista, ya es más continuo, constante y serio el tema. El cuadro de “los tiempos políticos” así lo marca. Están en la etapa de la discusión de las ideas sin entrar en terrenos de confrontación. Los priistas saben que esta vez pueden recuperar el estado y les queda claro que lo lograrán si no se pelean. Sobran nombres y apellidos, intenciones, pero todos conocen el estado real de las condiciones en sus entrañas, saben quién va arriba y dónde se ubican ellos. Es complicada y arriesgada la apuesta al descarrilamiento de los que van encima, porque tendría lugar un efecto dominó que los arrastra a todos. Necesita cada uno del otro, es indispensable que prive el sentido común y la política.
Así, ayer, Manuel Martínez Garrigós, el presidente municipal, inauguró un parque de más o menos diez mil metros cuadrados para que los vecinos de la zona norponiente tengan un sitio de esas condiciones del que carecen, y las imágenes del evento reflejarán lo que es, y no la presencia de la autoridad máxima de una ciudad sirviendo como compañía del alto ejecutivo de la firma internacional cortando el listón de una gran tienda más de la tremenda cadena transnacional. ¿Es distinto sí o no?
Entonces: ¿cómo llamar al presidente de Cuernavaca por este tipo de decisiones que no son sencillas? Quizá congruente, a lo mejor político, pero se establece que una cosa sí va a suceder: este cuate no se va de la tierra donde nació y vive hace más de 30 años. Está enraizado. Quiere al terruño. Y eso es una ventaja.
¡Apúrate!
Le deseamos una pronta recuperación al más que amigo Luis Arturo Cornejo Alatorre, porque se le extraña sobre todo en el Congreso local. Primero la salud, es un dicho bien aplicado. Tendrá el dos veces diputado local que olvidarse un rato de “la cacariza” y de los famosos “Green”.