La dependencia impone volver a pensar los actos más elementales y adaptarlos a la pérdida de ciertas capacidades. Además de recurrir a algunos trucos, podemos contar con la ayuda de numerosos objetos destinados a simplificar la vida cotidiana, concebidos de manera específica para personas dependientes. El recurso a estas ayudas técnicas, como se las denomina, no constituye una regresión, sino al contrario, una forma de vivir mejor. Algunas son ya tradicionales, como: la silla de ruedas o el bastón, pero otras, la mayor parte, son novedosas y con frecuencia poco o mal conocidas. Su aparición en el mercado ha sido consecuencia del progreso tecnológico y de la idea de que es más útil ayudar a las personas dependientes aumentando su autonomía en lugar de que otros hagan las cosas por ellos. El resultado es una oferta variada que cubre casi todas las necesidades. Por ello puede ser aconsejable consultar con un especialista, como es el caso de un terapeuta ocupacional, o con personal rehabilitador que generalmente trabaja en equipo con el médico especialista en geriatría, estas personas pueden orientarnos sobre cuáles son los objetos más convenientes para cada persona y su disponibilidad en el mercado. A continuación se exponen las ayudas técnicas más útiles y de uso generalizado:
Ayudas técnicas para facilitar la movilización:
Calzado adecuado. Con la edad los pies se hacen más sensibles porque la capa grasa que recubre su planta se reduce. Por ello se recomiendan calzados con suelas gruesas y flexibles. Además, la goma es preferible al cuero, por ser este último demasiado fino y rígido, y menos antideslizante. También se pueden colocar plantillas almohadilladas y añadir una suela de goma antideslizante.
El sistema de cierre debe adaptarse a las capacidades físicas de la persona que lo va a llevar. De hecho, cada vez hay más sistemas de cierre de correderas o tipo velero, como en los zapatos de los niños, que son mucho más prácticos que los cordones. Por último, cabe recordar que existen casas especializadas en calzado de anchos especiales para personas que sufren algún tipo de deformación de los pies (juanetes, etcétera). Bastones anatómicos. El bastón, un accesorio ostentoso en el pasado, ha perdido en distinción lo que ha ganado en utilidad. Un bastón anatómico permite transferir eficazmente el peso de una parte del cuerpo sobre un tercer elemento de apoyo, con lo que se alivia la articulación de una pierna aquejada por algún tipo de dolencia. Salvo indicación expresa del terapeuta, el bastón debe llevarse en el lado opuesto al de la pierna débil y ha de avanzarse al mismo tiempo que ésta para respetar el movimiento natural del cuerpo. La altura del bastón debe de ser la altura de la cadera. Las características que debe de cumplir el bastón son las siguientes: - La empuñadura del bastón tiene que ofrecer una superficie amplia para repartir mejor la presión, con un grosor adecuado para que los dedos puedan asirla completamente y se cierre el puño con comodidad y sin forzar la mano.
– El material debe resistir hasta 100 kilos de presión sin perder ligereza, lo que exige que la sección del tubo sea gruesa. La longitud debe de ser regulable para poder ajustarse a la altura del usuario.
- En el extremo inferior debe situarse un taco de goma que asegure la estabilidad del bastón cuando se camina. Debe ser objeto de control frecuente para cambiarlo en cuanto se desgaste y haya dejado de ser antideslizante. Andadores. Son más estables que los bastones, aunque más engorrosos. Pueden ser simples o con ruedas y deben estar adaptados al paciente. Su uso requiere que la persona tenga los brazos fuertes para poder elevar o empujar el andador durante la marcha. No es recomendable la utilización de un andador por personas enfermas de Parkinson, a quienes no les va bien el tipo de marcha a tirones que caracteriza el uso de este elemento ortopédico. Hay andadores que son una combinación de andador y carrito y que permiten al usuario, por ejemplo, hacer la compra. Existen modelos y marcas de diferentes características: graduables, plegables, con frenos, con asiento incorporado, con adaptaciones para subir escaleras, etc. La silla de ruedas. Cuando las distancias son demasiado largas o las piernas no dan más de sí, la silla de ruedas puede representar un extra de libertad para el paciente y para la familia. Hay una gran variedad de sillas en el mercado: tradicionales, ligeras y estrechas, eléctricas... La gama de precios es muy variada.
Ayudas técnicas para facilitar la higiene y el vestido.
Tabla de baño. Es una ayuda muy útil, tanto para los que no se pueden mover en absoluto como para los que sufren una dependencia parcial. Colocada en la bañera, permite a la persona mayor dependiente, ducharse cómodamente en posición de sentado. Los proveedores de material ortopédico ofrecen diferentes modelos de tablas de baño. Los más recomendados son los fabricados en plástico resistente y antideslizante, que se ajustan a la forma y a las dimensiones de la bañera. El plástico debe tener perforaciones para que el agua circule libremente y no se vierta al exterior.
Las ayudas técnicas prestan una labor fundamental para que la persona mayor pueda seguir realizando el solo una actividad. Consulte con los especialistas, miembros del equipo de geriatría y rehabilitación, para que les aconsejen sobre los objetos más convenientes y sus disponibilidades en el mercado.
Grifos prácticos. Cuando se sufre de artrosis, resulta difícil y doloroso manipular los grifos. Existen soluciones para facilitar este ejercicio, como los grifos mono mando de palancas. Los grifos electrónicos son también muy útiles aunque muy caros.
La colocación de estos productos se puede plantear cuando se tienen que realizar reformas importantes en la casa y donde el cambio de los grifos es una reforma más. Existen más ayudas técnicas para facilitar el baño, ya expuestas previamente en el punto anterior en las adaptaciones en la vivienda. Sólo conviene recordar que existen asimismo las grúas de traslado o elevadoras para personas totalmente dependientes y que sirven para trasladar a la persona mayor de la cama a la silla de ruedas y de la silla de ruedas a la bañera o viceversa. Vestido. Para mayor comodidad de la persona mayor dependiente y de quienes les cuidan, es conveniente elegir prendas de vestir amplias y con aberturas grandes, son más agradables de llevar y más fáciles de poner. La ropa abierta por la espalda se pone fácilmente, ya que no requiere que se hagan grandes movimientos con los brazos, y con ella se puede vestir a una persona tanto si está de pie como sentada o tumbada. Es mejor elegir ropa que no se arrugue demasiado, salvo casos de alergia. Antes de comprar una prenda de algodón, debemos comprobar que lleva al menos un 50% de fibra y descartar aquellas que tienen más de un 30% de seda, lino, lana o rayón. Si la persona tiene dificultades para abrochar botones o cremalleras es mejor sustituirlas por cierres de velcro. Si la persona es incontinente y es necesario el uso de pañales y sobre todo si es necesario que éstos se los cambie otra persona, debe hacerse todo lo que esté en nuestra mano para que el cambio de pañales se pueda efectuar de la forma menos penosa y más rápida posible, usando pantalones amplios, fáciles de desabrochar (velero o con goma en la cintura), que permiten el cambio sin necesidad de desvestir a la persona.
Pinzas de alcance. Existen unas pinzas de mango largo que se manejan desde una empuñadura situada en un extremo. En el otro extremo se ubican las pinzas curvas, recubiertas de goma antideslizante para evitar que los objetos resbalen. Algunos modelos disponen de un imán para los objetos metálicos pequeños. Su empleo permite recuperar cosas que, de otra forma, estarían fuera del alcance de las personas con movilidad reducida. Actualmente en el mercado, ya existe una gran variedad de aditamentos que pueden ayudar a las personas para que tengan mejor calidad de vida con la ayuda de una diversidad de aparatos.
Es muy recomendable, que cuando la persona ya no pueda sostenerse por ella misma, o le cueste trabajo deslizarse, se acerque a los especialistas en aparatos ortopédicos para que le recomienden el que sea más adecuado para ella.