Otro punto importante es ponerse ropa apropiada y usar loción de protección solar. Elegir ropa ligera, de colores claros, que le quede suelta. Cuando estén bajo el sol caluroso, un sombrero de ala ancha mantendrá la cabeza fresca. Una quemadura solar afecta la capacidad del cuerpo para enfriarse y causa una pérdida de líquidos corporales, de manera que cuando esté al aire libre, utilice una loción de protección solar que contenga un factor de protección solar adecuado (mínimo del 50).
La manera más eficiente de vencer el calor, es mantenerse en un área fresca, quizá bajo techo. Si no se tiene aire acondicionado o una unidad de refrigeración por evaporización, considere visitar un centro comercial o una biblioteca pública por unas horas. Una ducha o un baño fresco también es un método efectivo para refrescarse.
Abra las ventanas cuando haya una brisa fresca o especialmente por la noche.
Aquellos individuos especialmente sensibles al calor, las personas de la tercera edad en estado frágil o débil, y las personas que estén tomando ciertos medicamentos deben estar preparados para los apagones o cortes de energía eléctrica. Si usted se encuentra especialmente vulnerable al calor, pida que un amigo o familiar le llame dos veces al día para verificar que esté bien.
Evite las actividades agotadoras durante la parte más calurosa del día, generalmente desde el mediodía hasta el atardecer. Evite las comidas calientes y las comidas pesadas.
Dentro de la nutrición hay que destacar el papel de la hidratación. Ingerir la cantidad adecuada de líquido diario, además de saciar la sed, mejora los niveles de hidratación, regula el buen funcionamiento de las células, favorece el transporte de nutrientes, mejora la lubricación de las articulaciones y ayuda a mantener la temperatura corporal.
Cada individuo tiene necesidades específicas de hidratación en función de factores como la edad, el sexo, el metabolismo, el nivel de actividad física y las condiciones ambientales. Estas necesidades aumentan en ciertos grupos de población como los adultos mayores, los niños y los deportistas.
Las personas mayores, los niños y los adolescentes son especialmente vulnerables a las consecuencias de la deshidratación, ya que en el caso de los mayores, su mecanismo de detección e identificación de la sed está deteriorado, mientras que en los niños este sentido aún no se ha desarrollado lo suficiente. Por eso, es necesario que ingieran la suficiente cantidad de líquido, incluso sin tener sed.
De acuerdo a datos estadísticos, más del 90 por ciento de los adultos mayores de 65 años bebe menos de este líquido vital que el recomendado, y más de la mitad (un 55 %) sólo lo hace cuando tiene sed –señal que ya hay un inicio de deshidratación-.
Los especialistas no sólo recomiendan la ingesta continua de agua, sino también de todo tipo de bebidas saludables, se recomienda consumir infusiones, refrescos, jugos y lácteos, entre otras. Esto puede ayudar a alcanzar la cantidad de líquido diaria necesaria. Se recomienda beber alrededor de un litro y medio o dos litros de agua diarios.
La hidratación con agua debe ser acompañada del consumo de frutas y verduras que aporten este requerimiento adicional de sales minerales. El potasio está presente en el plátano y el tomate, además los cítricos son una excelente fuente de magnesio.
Al tomar agua, estaremos más saludables.
Les recordamos nuestro próximo evento, el Congreso de Envejecimiento Saludable en Comunidad, que se realizará en el Hotel Villa Béjar, los días 26 y 27 de julio, y para mayores informes con la médico geriatra, la doctora María Teresa Jarillo Soto, al teléfono 3.12.98.15