Esa falta de visión de nuestros “políticos” dejan otros temas para alguna otra mesa de la reforma política, sobre todo el que la figura del plebiscito, referéndum y la revocación del mandato esté al alcance de la comunidad.
Es inaudito ver como los que hoy se reparten el poder no tienen la capacidad de ver la seguridad pública como un asunto social, tanto Juan Ángel Flores Bustamante como su padre político Graco Ramírez Garrido Abreu y el propio Fidel Demédicis han manifestado el tema como un acto meramente electorero.
Para poner un ejemplo de las actitudes de los perredistas basta saber porqué el año pasado no salieron a –cuando menos- opinar sobre la infiltración de las policías por el crimen organizado, desde sus cabezas.
¿Dónde estaba Graco Ramírez Garrido Abreu? Estaba callado, solamente hizo alusión del tema a través de un escueto boletín de prensa, que por cierto evidenció que al Senador en ese momento poco –como siempre- le importó el estado y a los que dice representar.
Ahora Graco sale a los noticieros radiofónicos, los de la televisión y a la prensa escrita con el traje del súper héroe como lo hizo creer en 1998, cuando recibió dinero de Los Pinos para derrocar a un Jorge Carrillo Olea que estaba más fuera del gobierno que dentro del mismo, por órdenes de la Presidencia de la República.
Así pues, ayer se instaló una Mesa para la Reforma del Estado más con el tema central de la seguridad pública, en donde ninguno de los presentes se acordó que tienen un pasado y que de ahí se desprenden varios de los conflictos que hoy vivimos.
Por ejemplo, el Senador panista Sergio Álvarez Mata gusta hablar sobre la inseguridad pública en Cuernavaca, cuando como jefe del gabinete gubernamental conoció del asunto y los manejos del ex secretario de Seguridad Pública, Luis Ángel Cabeza de Vaca Rodríguez, los que –por cierto- no frenó en su momento.
Sabía también el Senador sobre las andanzas de Francisco Sánchez González, ex titular de la desaparecida Secretaría de Seguridad Pública y Tránsito Metropolitana, pero tampoco tuvo la suficiente capacidad para que el entonces presidente municipal y hoy diputado federal, Jesús Giles Sánchez, hiciese su labor.
Por ello, el tomar la Mesa para la Reforma del Estado para lanzar dardos de recriminación hacia la autoridad del Ejecutivo estatal no es ético, porque cada uno de los que ayer participaron en uno de los asientos saben que desde donde están pueden aportar un poco o un mucho a favor de los habitantes de la entidad.
De otras cosas…
¿Qué habrán negociado el diputado perredista Rabindranath Salazar Solorio y Gerardo Casamata Gómez?, es una pregunta que todos nos hacemos, sobre todo porque el segundo comentó continuará al frente de la Fiscalía Superior Gubernamental. No habrá sido la cuenta pública de Jiutepec, en la que se dice el ahora legislador tenía varios gastos que comprobar. No es lo único raro que pasa al interior del Congreso local, hay otras negociaciones de las que en breve daremos cuenta, porque significan el futuro del estado…Hasta el próximo martes.