Sin una dirigencia estatal que ponga mano firme y orden entre sus líderes, el PRI está presto a la batalla, sin importarle que un proceso interno fuera en estos momentos lo peor que le pudiera suceder.
Tal parece también que la dirigente nacional Beatriz Paredes Rangel no ha medido los daños que en estos momentos provocaría una elección interna, y de saberlo seguro que la hábil política tlaxcalteca impondrá al próximo presidente o presidenta del partido en Morelos.
Los priístas hasta este momento no han mostrado madurez, y como desde hace meses todos ellos están en campaña, difícilmente se les podrá apostar una planilla de unidad. Aquí sólo quedan de dos sopas: ir a las urnas o, bien, que venga una decisión desde el centro.
Mientras tanto se advierten una serie de zancadillas entre los oponentes. Es un hecho que difícilmente se pueda dar un proceso de cicatrización, y los desencuentros irán en aumento en la medida que avance el tiempo.
Entre los propios priístas ya se advierte que hay un gran desinterés por parte de la dirigencia nacional para darle una respuesta a Morelos, por lo pocos votos que representa en el padrón electoral a nivel nacional; sin embargo, a pesar de que esta entidad es pequeña en territorio y por ende en población, está muy cerca del Distrito Federal, y ése es el interés que debería perseguir el priísmo nacional.
Otros afirman que la dirigente nacional conoce a cada uno de los aspirantes, sabe de qué pie cojean y cuáles son sus fortalezas. Así que será ella quien al final de cuentas defina quién tendrá a su cargo el partido en la entidad.
Lo cierto es que la mayoría de los habitantes que salieron a votar en Morelos el pasado 2009 se inclinaron por el PRI, pero no basados en el historial de cada uno de los candidatos, sino más bien en la inercia que en estos momentos este instituto político tiene a nivel nacional.
Es más, el PRI en Morelos ha sido uno de los peores partidos, dado que con la dupla conformada entre Maricela Sánchez Cortés y Guillermo del Valle Reyes pareciera que se trataba de una franquicia con millonarias ganancias, y cuyas ganancias aún siguen percibiendo al vender a todos a destacados priístas la idea de que llegaron a los cargos gracias a que éstos les dieron la oportunidad de ser candidatos.
Los priístas hoy dan todo un espectáculo que los está sumiendo en el rechazo ciudadano, pues tras 10 años de estar en la banca se les dio la oportunidad, pero no han hecho nada, han demostrado con sus acciones que su única idea es buscar el dinero y el poder.
Los verdaderos priístas, aquellos que han estado siempre con el partido, ni siquiera se les ha dado la oportunidad. Éstos no han sido tomados en cuenta, y por supuesto que no estarán presentes en la próxima dirigencia.
Analice usted las posibilidades. En primer lugar se encuentra Amado Orihuela Trejo, actual diputado local, que no es capaz siquiera de presentarse a las sesiones, y su presencia en la bancada parlamentaria es factor de división, ya que encabeza uno de los tres grupos que se han conformado al interior de esta bancada parlamentaria.
El otro, Víctor Saucedo Perdomo es un viejo lobo de mar que es enviado de avanzada con el propósito de allanar el camino al joven edil capitalino, Manuel Martínez Garrigos, para que éste pueda ser sin ningún problema candidato al gobierno del estado por el partido tricolor.
Samuel Palma César, ex diputado federal y hombre cercano al asesinado candidato Luis Donaldo Colosio, tiene poco arraigo en Morelos, e incluso desconoce las necesidades de los morelenses.
Por cierto, es un aviador bien pagado en el Congreso del Estado, donde cobra 50 mil pesos mensuales por sus asesorías, mismas que no han servido, pues hoy por hoy la bancada del PRI es la peor de las últimas 10 legislaturas.
De otras cosas….
Siempre no será el periodo extraordinario este 17, sino el 24, porque los diputados le están dando la última oportunidad a sus compañeros priístas para que se pongan de acuerdo en la designación del próximo presidente de la Mesa Directiva… Hasta el próximo martes.