Lo más grave es la situación que enfrenta Martha Guzmán Torres, quien resultara con quemaduras de primero y segundo grados y que fue abandonada a su suerte luego de que los paramédicos le dijeron que sus lesiones no eran de cuidado. Desde el domingo, Martha ha tenido que enfrentar los fuertes dolores y la incapacidad para moverse debido a las lesiones que presenta en la parte dorsal de ambos brazos.
Su familia, de escasos recursos, no ha podido brindarle atención médica adecuada debido a que en los hospitales le cobran un mínimo de 40 mil pesos para atenderla, aparte de las curaciones y medicinas que requiere para evitar que se gangrene o se complique con una infección.
Sus familiares señalan que acudieron al Ministerio Público a pedir su apoyo para que la aseguradora de la empresa propietaria de la pipa se hiciera cargo de su atención, pero sólo los han hecho dar vueltas. En la misma situación se encuentran todos los comerciantes y vecinos afectados quienes hasta ahora no han recibido ningún tipo de ayuda para resarcir los daños que sufrieron.
Martha Guzmán relata la experiencia que vivió ese día cuando se dirigía a trabajar acompañada de su sobrina Andrea Jovana Guzmán Arenas, de 15 años de edad: “Iba caminando con mi sobrina y se empezó a derrumbar la barda, empezaron a caerse los pedazos de concreto en nuestro cuerpo y empezamos a correr; nos espantamos. En el momento que cae la pipa explota. Como iba con la niña, corrí; pero ella se asustó y con el susto se espantó y volteó. Lo que hice fue jalarla y protegerla porque cuando explotó, todo el vapor nos impulsaba hacia atrás, nos jalaba; ella por poquito y se quema… Entonces me puse yo. Le digo: ‘Hija, ¡córrele, córrele, sálvate tú!’ Entonces ella se regresa y me agarra de la mano y dice: ‘¡Córrele, tía, córrele!’ Entonces el vapor me calentó la blusa y se me pegó en lo que es la espalda”.
Asegura que los paramédicos no la quisieron trasladar a un hospital porque sus lesiones no eran graves. “Como pudimos, nos salvamos, y los de la ambulancia la Cruz Roja o el ERUM nos subieron, pero no nos hicieron nada; nos volvieron a bajar porque decían que no era nada, que eran quemaduras de primer grado; dijeron que tenían personas más graves de tercer grado de quemadura y por eso no nos llevaron.”
Desde ese día a la fecha su familia ha andado pidiendo prestado para comprar medicinas y para llevarla a clínicas de donde la ha tenido que sacar por lo caro del internamiento. Sus familiares piden al gobierno del estado su intervención para exigir a las aseguradoras cumplan con la cobertura médica y el pago de daños, pues de no atenderse adecuadamente, podrían complicarse sus heridas. El propietario de la pipa siniestrada acudió con los afectados para señalar que son las aseguradoras las que tienen que cubrir los gastos médicos y los daños sufridos, lo cual hasta ahora no ha sucedido.