Muchos políticos y algunos medios opinaron que se había salido del huacal, que estaba fuera de tiempo y que era un madruguete.
Si los tiempos los marcan los partidos, en realidad están desfasados. Hace tiempo que las campañas empezaron; sólo si uno quiere hacerse el distraído, puede uno ignorarlo. En realidad Andrés Manuel López Obrador comenzó su campaña hace cuatro años, sólo los muy inocentes no se habían dado cuenta de que ha estado en campaña permanente. Su rival Marcelo Ebrard tampoco ha estado en la luna, ha estado en campaña permanente presumiendo las obras del gobierno de la ciudad, y los aciertos de su gobierno y su gente no ocultan sus ambiciones.
En el PRI también es claro que el gobernador del Estado de México Enrique Peña Nieto tiene una campaña hacia la Presidencia de la república desde hace mucho tiempo. Apareció en todos los estados en donde hubo elecciones. ¿Qué tenía que hacer ahí? Invirtió dinero del Estado de México en esas campañas en apoyos con gente, automóviles y recursos de todo tipo, todo debajo del agua, pero fue factor en todos esos estados. Sus partidarios no se medían y propiciaban el eslogan “Te queremos Presidente”. ¿Nadie se dio cuenta? La campaña se inició hace mucho tiempo, pero parece que nadie se ha percatado de ello. Hay también los agazapados que no están en campaña tan abierta, pero que les gusta salir mucho en los noticieros y enfatizan su importancia en los aspectos legislativos. Ellos también están jugando, lo mismo que otros gobernadores.
Del lado del PAN la lucha es diferente, pero también hay actividad para la sucesión. Tampoco ésta es velada y tampoco está sujeta a las reglas y a los tiempos. Eso sí es diferente, no se parece en nada al panismo tradicional. El PAN se inició como un partido que no buscaba el poder, sino ser un grupo de presión, ser en alguna forma el moderador para obligar al partido dominante a respetar los conceptos jurídicos. Con la llegada de los bárbaros del norte, la cosa cambio: Clouthier si buscaba el poder, Fox tampoco era un partidario de ser la consciencia del país, el interés era alcanzar el poder y lo lograron.
Esto trajo una transformación dentro del partido, Calderón desafió a Fox y ganó la partida, pero el grupo ganador se había transformado. Se cumplió lo que había previsto Carlos Castillo Peraza: “Se ganó el poder, pero se perdió el partido”. Vino entonces la lucha por el PAN para preservar el poder, pero dentro había ya divisiones profundas. La renuncia de Fernando Gómez Mont al partido fue sintomática, ya no era el partido de Gómez Morín, ya era una organización para ganar el poder y preservarlo. El que un presidente se apodere del partido no es nuevo, pero sí lo es dentro del PAN, y eso trae resistencias de los doctrinarios y atrae a los oportunistas, lo que ya se vio en las elecciones estatales.
¿Cuál es el problema del PAN? El tener facciones opuestas que luchen por el poder y que ya abandonaron los principios. De hecho quedan dos facciones: la del Presidente con la filosofía de “quien no está conmigo, está contra mí” y la facción que alienta abiertamente la acusación al PAN y al gobierno de haberse corrompido. Mientras tanto, Manuel Espino que espera ser expulsado, puede convertirse en una de las facciones que dispute el liderazgo de la clase media. Aun cuando el resultado daría dos partidos pequeños sin presencia en el próximo proceso electoral. Hay además los que seguirán esperando que Creel obtenga el beneplácito.
Como podemos ver, los tres partidos principales están adelantados en sus procesos y generando las posibilidades de un desastre partidista. Ninguno de ellos se ha transformado para ofrecer una alternativa al pueblo de México. Sumidos en una actitud que implica la realidad de que no puede haber candidatos independientes y el que quiera entrar a la vida pública del país tendrá que utilizar a uno de los partidos con registros, esto evitaría una transformación real. En el momento parece que regresara el viejo PRI sin cambiar en lo absoluto, el único argumento es el fracaso de los otros partidos. Está muy claro que ninguno de los partidos ofrece las alternativas que llenen las expectativas del pueblo de México. ¿No será que se está agotando el modelo? ¿Que llegó a su fin el México estabilizador, el México constitucionalista, el México moderno? ¿Que en realidad solamente fue un sueño o un discurso demagógico?