De acuerdo con Rogelio Valle Espejel, egresado del Instituto Profesional de la Región Oriente (IPRO), “hasta la fecha, las instituciones educativas no han tomado con toda seriedad la necesaria vinculación que deben de tener con la iniciativa privada (IP), y es por ello que se han convertido en fábricas de desempleados.
“Esta situación ha generado en una crisis de credibilidad para los planteles educativos, lo que se presenta de manera indistinta para escuelas particulares y públicas”, estimó.
“Lamentablemente, nos ha tocado ver cómo los espacios destinados para la capacitación a ejidatarios y estudiantes no han recibido el uso que supuestamente se les iba a dar. Y no hablo de los últimos meses, sino de una cuestión que se ha venido repitiendo al paso del tiempo, sin que se aprovechen los recursos que son entregados por las autoridades educativas”, señaló Valle Espejel.
Es hasta hace apenas algún tiempo que se comenzó a trabajar con los sistemas de fertirrigación, como zona demostrativa, en el caso del IPRO; pero se hace necesario que la vinculación vaya más allá de lo que pudiera suceder con los productores agrícolas y llegar hasta los mismos empresarios, que son quienes pueden marcar la pauta de la creación ordenada de nuevas carreras.