Lo anterior salta a la vista al recorrer las principales calles del poblado de Anenecuilco, tierra natal del General Emiliano Zapata Salazar, y de Ciudad Ayala, donde inició la Revolución Agraria, lugares donde se llevan a cabo trabajos de remodelación de fachadas como parte del rescate de la imagen urbana.
En estos lugares es fácil ver cómo avanzan los trabajos en las fachadas y a un lado las viviendas y comercios lucen “grafiteados”. Esta imagen se puede apreciar desde los arcos de bienvenida al municipio y en gran parte de la Ruta Zapata.
La proliferación de cantinas ambulantes también se está convirtiendo en el principal enemigo del turismo, como ha sido el caso de Tepoztlán, problema que le hizo perder durante un tiempo el calificativo de Pueblo Mágico.
En Anenecuilco, durante el carnaval que terminó el martes, se pudo apreciar cómo, a iniciativa del director de Licencias y Reglamentos –oriundo de dicha comunidad–, el histórico lugar fue convertido en una cantina gigante que arrojó, en una sola noche, la detención de 42 personas que participaron en riñas campales, según denunciaron vecinos de este lugar.
Los habitantes de Anenecuilco que pugnan por dignificar la imagen del poblado donde naciera el Caudillo del Sur, temen que al concluir los trabajos de imagen urbana, las viviendas y establecimientos comerciales sirvan de lienzos para los “grafiteros”; lo que echaría por la borda las intenciones por convertir a la Ruta Zapata en el principal atractivo turístico de la entidad.