“Hay que ver con el gobierno del estado la construcción de más rellenos; ya están con el del Jicarero. O habilitar aquellos que no estén considerados como relleno, que estén considerados como tiraderos a cielo abierto, hacerlos tiraderos controlados para tener más espacio para disponer de estos residuos”, señalo José Iván Fernández Galván, delegado de la Profepa en Morelos.
Destacó que lugares como el relleno sanitario de Cuautla se encuentran rebasados, por lo que es necesario considerar nuevos espacios para el confinamiento de los desechos.
Fernández Galván dijo que en Cuautla, ante reclamos de la población, la Profepa y la Comisión Nacional del Agua (Conagua) realizaron una supervisión para determinar el grado de toxicidad de los lixiviados y para exhortar al Ayuntamiento a acelerar su remediación.
“Como bien saben, el relleno sanitario de aquí, de Cuautla, se encontraba con un descontrol total de los lixiviados. Primero tuvimos una denuncia que se hizo directo a la Conagua y con su titular, el licenciado Valencia, lo trabajamos para hacer una visita de inspección. En esa inspección las atribuciones de la federación es revisar que el lixiviado no sea corrosivo, reactivo, toxico o inflamable”, indicó.
Fernández Galván dijo que pese a que los resultados arrojaron que no existe toxicidad en los escurrimientos, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente no se deslindará de su responsabilidad; “seguiremos trabajando en esa línea. Quiero decir que de dos meses para acá, Cuautla ha trabajado muy bien y está tratando de que los lixiviados ya no se vayan a las barrancas, que ahí sí es una atribución federal y están trabajando para hacer las instalaciones más adecuadas y evitar esa contaminación”, aseveró.