Aunque el estado de Morelos se caracteriza por su clima cálido a caluroso, es en esta temporada cuando la temperatura se dispara hasta en 36 grados centígrados en municipios de la región oriente y sur de la entidad. Es por ello que recomiendan implementar medidas básicas para prevenir una afectación. Entre estas recomendaciones destaca: vestir con ropa ligera y fresca, de preferencia de algodón, de tonos claros que reflejan el calor, a diferencia de los obscuros que lo absorben.
Los especialistas señalan que el “golpe de calor” o insolación es la respuesta del organismo a una prolongada y directa exposición al calor, sobre todo en la cabeza, que es donde es más sensible el organismo. Es así que se debe considerar como prioridad protegerse de los rayos del sol, usando en la cabeza sombrero de paja, gorra o sombrilla.
Recomendaron poner atención a síntomas como fatiga, calambres, taquicardia, nausea, vómito, deshidratación, desorientación, somnolencia y convulsiones, pues en casos extremos, puede ocasionarse la muerte.
Asimismo, los médicos apuntaron que es indispensable que las personas pongan atención a los niños menores de cinco años de edad y los adultos mayores a quienes se les debe mantener hidratados. También se recomienda evitar realizar ejercicio en horas de pleno calor; “lo conveniente es muy temprano, antes de las diez de la mañana o después de las seis de la tarde”, insistieron.
En la temporada de calor, cuando los alimentos se descomponen fácilmente, es necesario adoptar hábitos de higiene básicos, por lo que recomendaron consumir alimentos ligeros, dando prioridad a la higiene en el manejo y conservación de los alimentos; lavarse las manos antes de cocinar, al momento de consumirlos y después de ir al baño; sin olvidar hervir o clorar el agua antes de ingerirla.
En todo momento se debe poner atención a garantizar la preservación de los alimentos, conservándolos en refrigeración; lavar los tinacos; lavar y desinfectar frutas y verduras y consumir los alimentos inmediatamente después de su preparación.
En el caso de pescados y mariscos, éstos deben estar bien cocidos; verificar al momento de su compra que los pescados tengan los ojos claros y brillantes, que su olor no sea desagradable y que las escamas estén bien adheridas; evitar el consumo de alimentos y líquidos de dudosa procedencia o mal conservados.