De acuerdo al director de esta área, Octavio Ponce Domínguez, de esta manera se salvan entre 200 a 300 enjambres de abejas anualmente.
“Cuando estén las abejas y nos amenacen, tenemos que irlas a controlar o eliminar, pero llevamos cerca de dos años con la idea de no matar a las abejas”, observó.
Dijo que la opción de eliminarlas sólo se utiliza en casos extremos, cuando es imposible trasladarlas a sitios seguros, por lo que explicó su trabajo en este sentido.
“Cuando están dentro de una llanta o algún hueco, está fácil abrir esos huecos, o dentro de los árboles la sacamos con una aspiradora. En algunas ocasiones están en forma de racimo y esos enjambres se nos facilitan más con una bolsa o cubeta, algunas ocasiones las aspiramos o cortamos las ramas y las transportamos a un lugar seguro”.
Y para finalizar comentó: “las opciones para su traslado es que sean llevadas a algún cajón para que se queden y sigan produciendo y cuando no hay espacio en estos sitios son llevadas a despoblado y se dejan en libertad, pues ya no se matan”.
Explicó que este tipo de acciones, seguramente redundarán en resultados positivos en cuanto a la protección del medio ambiente.