Antes de tomar el edificio, los ejidatarios, provenientes de más de 20 comunidades, dejaron salir al personal del ayuntamiento, y ante el temor de que la situación empeorara, los trabajadores abandonaron sus funciones.
Por su parte, Jorge Zapata anunció que permanecerían en el sitio hasta ser atendidos por el cabildo, en su intento por frenar totalmente la construcción del acueducto en zonas cercanas al río Cuautla y a tierras de cultivo.