Entrevistado durante su visita a Casasano donde se ubica el ingenio “La Abeja”, recientemente vendido al grupo Beta San Miguel, el dirigente cañero confió en que este nuevo esquema beneficiará al sector cañero y en general a la economía de la región.
“Confiamos que la venta del ingenio Emiliano Zapata y Casasano al Grupo Beta San Miguel nos va a traer grandes beneficios, es un grupo privado que está tomando riesgo de inversión en estas industrias”, indicó.
Dijo que los productores de caña de Morelos esperan que exista una suma de esfuerzos “que hagan sinergia para mejorar las condiciones productivas y de rentabilidad de los productores de caña y que de alguna manera va a permitir un impulso en estas regiones de producción del estado de Morelos, para que se incorpore nueva inversión, nuevas tecnologías y que de alguna manera los beneficios de esas nuevas inversiones, de esas nuevas tecnologías, permitan un aprovechamiento integral de la caña de azúcar como edulcorante o como energía, pues que sean compartidas con los productores de la caña”.
Blackaller Ayala indicó que de esta manera el valor de la caña tendrá un sentido creciente, “y que por nuestra parte los productores hagamos un trabajo con calidad, con productividad y con eficiencia para entregarle la materia prima que demande el ingenio azucarero”.
Confió en que la relación contractual entre cañeros e industriales no cambiará, debido a que la agroindustria se rige mediante legislaciones bien definidas que establecen las bases de la comercialización e industrialización de la vara dulce.
“La relación de cañeros e industrias, sea con el gobierno federal o con los ingenios privados, se rige por la Ley de Desarrollo Sustentable de la Caña de Azúcar, en la cual está enmarcado el contrato uniforme de compra-venta de la caña, a partir de esta misma legislación se establece el Conadesuca, el Comité Nacional para el Desarrollo Sustentable de la Caña de Azúcar y de él derivan lineamientos, esquemas, métodos que aplican a la generalidad de la agroindustria”, apuntó.
Reconoció que la zafra deberá tener una nueva orientación, pues por una parte el sector industrial buscará la incorporación de nuevas tecnologías, en tanto que los productores deberán buscar la forma en cómo se van a insertar en esas tecnologías, “como serían los temas de producción de biocombustibles, de energía eléctrica a partir de la fibra o el bagazo de la caña, el acceso a beneficiarse de biofertilizantes y el tema del propio azúcar como hoy está enmarcado en la ley”, destacó.