Para el gerente general del relleno, Crisóforo Arroyo Vargas, “el proyecto de crecimiento y mejoras para este espacio incluye la colocación de una seleccionadora mediante bandas, con la intención de que menos desechos sean enterrados en este lugar”.
El proyecto incluye el tener hasta tres turnos de trabajadores, “para seleccionar los desechos y rescatar más productos valorizables, de manera que a la celda se vayan únicamente aquellos que no se puedan volver a usar”.
“La celda número cinco tendría una vida en función hasta de ocho años, al poner en marcha la seleccionadora”, observó.
Señaló que en un esfuerzo por evitar mayor contaminación, “ya tenemos la certificación de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) la cual realizamos de manera voluntaria y vence en mayo de 2016, cuando deberá de renovarse”.
Con 15 años de funcionamiento, cada una de las celdas tiene normalmente cuatro años de vida útil, “pero se espera que con la separación de los desechos, se logre duplicar el periodo en que se pueden utilizar, de manera que también se reintegran productos que se pueden reusar y por lo tanto, se disminuye el impacto negativo al medio ambiente”.