Señaló que en este municipio, en donde el olvido de otras administraciones había favorecido la reproducción del mosco del dengue, lo que colocó a la ciudad en los primeros lugares de esa enfermedad, ahora se vive una situación diferente: “Seguimos teniendo dengue, pero no como antes y eso se debe a que pusimos atención en las llantas que estaban tiradas por dondequiera y con eso nos bajó mucho el mosco”, apuntó.
Sin embargo, señaló que aún falta mucho para lograr una cultura de la prevención, pues aún en los recorridos que se realizan por las colonias donde se han detectado casos, se han encontrado criaderos de moscos, propiciado por la irresponsabilidad de algunas personas.
Destacó que es necesario enfocar la atención hacia los talleres mecánicos, los “deshuesaderos” y las albercas de casas de temporada pues en estos lugares es donde “se estrellan” todos los esfuerzos por combatir el dengue. “Recientemente fuimos a un lugar donde un niño contrajo el dengue y al revisar al otro lado de la barda, los moradores tenían chatarra y una carretilla abandonada donde se reproducían los moscos”, enfatizó.
López Carrillo hizo hincapié en la necesidad de considerar a las llantas en desuso como uno de los principales propagadores del dengue a fin de institucionalizar acciones tendientes a triturarlas para no tirarlas a los basureros o rellenos sanitarios, en donde se convierten en incubadoras del mosco del dengue. Asimismo, considerar acciones para obligar a los talleres mecánicos y “deshuesaderos” a techar sus locales y a propietarios de casas de fin de semana a aplicar larvicidas en sus depósitos de agua o albercas para truncar la incubación de los moscos del dengue.