La tarde transcurrió con las seis actuaciones (dos toros por rejoneador) dentro del ruedo y acompañados de la valentía y galantería del español, considerado como el mejor rejoneador del mundo, Pablo Hermoso de Mendoza, que se entregó cuando le tocó su turno de salir al ruedo durante la corrida de rejones, donde hubo momentos vibrantes e impregnados de buenas acciones.
Por su parte, los Forcados Mexicanos y los Forcados Hidalguenses también aportaron esa cuota de emoción y dramatismo, por lo que al final también recibieron una fuerte ovación.
La mejor pega de la tarde la realizó el grupo de los mexicanos ante el primero. El toro apretó con fuerza y el cabo de cara; Mauricio Altamirano se sujetó con fuerza sin importar que el toro lo estrellara junto con las ayudas en uno de los burladeros, antes de consumar una gran pega.
El triunfador de la tarde fue Hermoso de Mendoza, pues cuajó y desorejó al primero de su lote, un toro de Los Encinos que presentó movilidad y una gran transmisión de cara a los tendidos. Con torería, el navarro se dobló con él al inicio de su labor y, después, puso al público en pie cuando sobre "disparate", templó a dos pistas cambiando los lados.
A lomos de "Viriato" se dejó llegar al ejemplar para colocar banderillas, rematando su labor con las cortas y su ya característica suerte del teléfono. Despeñó toro con un rejonazo "en tres tiempos", barrenando notoriamente, lo que quizá influyó para que no se le otorgaran los máximos trofeos y terminara por pasear dos orejas. Al ejemplar, un merecido arrastre lento.
Ante su segundo, Pablo Hermoso se enfrentó a un toro que tuvo nobleza y calidad, el de Navarra arriesgó en las piruetas, destacando una muy cerca de los tableros y en la que salió del lado inverso, así como un soberbio par a dos manos sobre "Pirata". El rejón de muerte le quitó la oreja que tenía prácticamente ganada.
Emiliano Gamero, en sus dos actuaciones, recibió palmas y dio vuelta al ruedo para apreciar la entrega de la gente que no paró de admirar la actuación del joven Gamero, que sacó la casta y recibió a su toro a lomos de "Quimera". Ante su primer toro, el rejoneador realizó actos arriesgados con el fin de agradar a los aficionados, fue interesante observar el cabalgar de costado, engañando al astado.
Gamero no desentonó ante el que cerró su lote, volvió a dar muestras de esa tauromaquia espectacular, arriesgando y generando emociones entre los espectadores. De nuevo, el rejón de muerte evitó que pudiera pasear un trofeo.
Diego Lecumberri tuvo una actuación muy emotiva, y con mucho sentimiento y voluntad, tratando de pelear el triunfo a sus experimentados rivales, lo cual fue premiado con aplausos de parte de la afición, pero perdió la posibilidad de lograr algo importante al fallar con el rejón de muerte en un primer término, pero dio una vuelta al ruedo con toda justicia.
Diego Lecumberri tuvo, de entrada, poca suerte, dado que su primero (de La Joya) resultó manso y las embestidas eran descompuestas, lo que le impidió lucirse. En el segundo, intentó acercarse a la cara para que acudiera, pero cuando lo hacía apretaba con fuerza. No logró centrarse, y al final no pudo matar hasta escuchar los tres avisos. Los mejores momentos fueron toreando a la grupa, durante el tercio de banderillas.