Al menos seis personas han muerto en los incendios, según informó el Departamento Forestal y Protección contra Incendios de California (CalFire) el jueves por la noche.
Con los equipos de extinción tremendamente agotados en California por la mayor oleada de tormentas eléctricas en más de una década, algunos equipos de tierra trabajaron durante turnos de 72 horas para frenar la propagación de los incendios, a pesar de los intentos de traer refuerzos de otros estados.
“Sin refuerzos a la vista, sólo hacen lo que tienen que hacer”, dijo por teléfono el portavoz de CalFire, Scott Ross, refiriéndose a los equipos de bomberos que normalmente trabajan en turnos de 24 horas. “Estamos muy ocupados”.
Se estima que 11.000 rayos, principalmente en el norte y centro de California, causaron más de 370 incendios esta semana, generando casi dos docenas de grandes conflagraciones que amenazaron miles de hogares y provocaron evacuaciones masivas.
Hasta el jueves por la noche, los mayores incendios en California habían devorado más de 630.000 acres (unos 2.600 km cuadrados), un área dos veces mayor que Los Ángeles. Cientos de casas y otros edificios quedaron en ruinas.
Un empleado de una eléctrica murió el miércoles mientras ayudaba a desactivar los peligros eléctricos para los servicios de rescate. Ese mismo día, el piloto de un helicóptero contra incendios contratado por el estado murió en un accidente durante una misión de lanzamiento de agua en el condado de Fresno.
Las autoridades de CalFire informaron a última hora del jueves de cuatro muertes de civiles en la misma zona de incendio, llamada el Complejo LNU, donde el trabajador había muerto, aunque no se ofrecieron detalles sobre las circunstancias de sus muertes.