La Agencia Europea del Medicamento (EMA) recibió informes sobre once casos de trombosis con trombocitopenia tras la vacunación con Pfizer y dos tras el uso de Moderna en el Espacio Económico Europeo (EEE), integrado por la UE, Noruega, Islandia y Liechtenstein, pero aun no va a abrir ninguna investigación específica y seguirá vigilando, aseguró una fuente del regulador.
Según la fuente, “si bien se han informado algunos casos” de coagulación de sangre con un nivel bajo de plaquetas, cuando se observan en el contexto de la exposición de las personas a las vacunadas, estas cifras son extremadamente bajas y no generan preocupación” como para iniciar una investigación específica del riesgo de desarrollar trombos con estos dos preparados, que usan la misma tecnología de ARN mensajero.
No obstante, la EMA “está monitoreando de cerca los casos notificados después del uso de las vacunas de la COVID-19 Comirnaty (nombre comercial de la vacuna de Pfizer/BioNTech) y Moderna”, aunque “considera en este momento que no hay señales” de alarma sobre el riesgo de coagulación sanguínea con estas vacunas.
En el caso de Pfizer, se han notificado hasta el pasado 13 de abril un total de once casos de trombosis con trombocitopenia en el Espacio Económico Europeo (EEE), donde se han administrado alrededor de 60 millones de dosis de esta vacuna.
Mientras tanto, se han inyectado más de 5 millones de dosis de Moderna y solo se han notificado dos casos de trombosis con trombocitopenia en el EEE.
“A modo de comparación, con Vaxzevria (nombre comercial de la vacuna de AstraZeneca) se habían notificado 142 casos de trombosis con trombocitopenia en el EEE hasta el 13 de abril y se habían administrado más de 17 millones de dosis”, añade a EMA.
A nivel mundial, ascienden a más de 300 los casos recogidos por la red europea de procesamiento de datos sobre reacciones adversas de medicamentos en el EEE, EudraVigilance, en los que los vacunados contra la COVID-19 desarrollaron coagulación sanguínea y un nivel bajo de plaquetas, lo que, incluyendo los casos europeos, divide la cifra total entre 25 casos registrados con Pfizer y 5 con Moderna, además de los 287 con AstraZeneca y 8 con Janssen.
A diferencia de las que usan el ARNm, AstraZeneca y Janssen se basan en otra técnica: un vector adenoviral derivado de un adenovirus causante del resfriado común de chimpancé y de humano, respectivamente, modificado genéticamente para que no pueda replicarse y causar la enfermedad, por lo que se ha transformado para que exprese la proteína Spike del SARS-CoV-2 en las células.
“La EMA y los Estados miembros de la UE continuarán monitoreando y evaluando cualquier información nueva, incluidos los informes sobre presuntos efectos secundarios, relacionada con todas las vacunas del COVID-19, y tomarán medidas cuando sea necesario para proteger la salud pública”, advirtió la agencia, que, de momento, mantiene su respaldo científico a la seguridad de todas las vacunas autorizadas en territorio comunitario.
El comité de seguridad (PRAC) de la EMA, con sede en Ámsterdam, tuvo que abrir dos investigaciones separadas sobre el riesgo de coagulación sanguínea con las vacunas de AstraZeneca y Janssen, y concluyó que existe un “posible vínculo” entre varios casos notificados de tromboembolismos y la vacunación con estos preparados, y decidió añadir una anotación de este posible efecto secundario inusual en el prospecto de las vacunas.
De momento, las cuatro vacunas mencionadas tienen una licencia de uso condicional en la Unión Europea y se están usando activamente en las campañas de vacunación contra la COVID-19.