En Punyab, Pakistán, las autoridades anunciaron que cortarán el teléfono a quienes no se apliquen la vacuna COVID-19 como una medida para contrarrestar la bajísima tasa de inmunización en la localidad.
Dentro de la región se estima que solo 10,5 millones de dosis se han administrado entre los 220 millones de habitantes. Por esto, en otras zonas como Sind, los funcionarios retuvieron el salario a los no vacunados.
En la ciudad de Lahore la demanda de vacunas disminuyó mientras se estabilizó la tercera ola del virus, luego de aplicar tres semanas de restricciones y distanciamiento social.
“Al principio era solo una proposición, pero como la gente es realmente reacia, hemos decidido actuar”, justificó Hamad Raza, portavoz de los servicios sanitarios en Punyab.
La campaña de vacunación en este país fue impulsada con el apoyo de China y se ha visto obstaculizada por la falta de confianza e incertidumbre que tienen los habitantes sobre los efectos secundarios y reacciones al tratamiento.
“El nivel de educación en Pakistán es muy bajo y algunos propagan rumores y desinformación”, indicó Salman Haseb, presidente de la Asociación de Médicos Jóvenes en Pakistán.
Según la agencia AFP, en Pakistán ha registrado 21.500 muertes por COVID-19, aunque la cifra se considera muy por debajo de la realidad debido a la falta de pruebas suficientes.