Un hospital de Israel administró la cuarta dosis de la vacuna contra COVID-19 a un grupo de prueba, mientras el país considera autorizar la medida para poblaciones vulnerables en un intento por superar un aumento en las infecciones impulsadas por la variante Ómicron.
El estudio del Centro Médico Sheba en Ramat Gan, en las afueras de Tel Aviv, “se centrará en la eficacia de la vacuna en la producción de anticuerpos y la seguridad, para determinar si se necesita una cuarta dosis en general”, dijo un portavoz. Los 150 sujetos son todos parte del personal médico.
Un panel de expertos del Ministerio de Salud recomendó la semana pasada que Israel se convierta en el primer país en ofrecer una cuarta dosis de vacuna, a los mayores de 60 años, a los que sufren de sistemas inmunitarios comprometidos y a los trabajadores médicos.
La propuesta fue bien recibida por el gobierno israelí, que ha luchado contra el estancamiento de la inmunización.
Pero la cuarta dosis espera la aprobación final del director general del ministerio, Nachman Ash, un médico cuya decisión, dicen los funcionarios, se tomará sin la intervención del gobierno de Israel.
Dada la preocupación por la falta de datos de las pruebas, Ash puede modificar los criterios de elegibilidad elevando el umbral de edad a 70 años y eliminando a los trabajadores médicos de la lista, dijeron medios israelíes.
El Ministerio de Salud no ha confirmado ni negado eso, ni ha dicho cuándo se debe tomar la decisión de Ash.
Aproximadamente el 63% de la población de 9.4 millones de habitantes de Israel ha recibido las dos primeras dosis de vacuna, según datos del ministerio.
Casi el 45% también ha recibido una tercera dosis o vacuna de refuerzo. Se han registrado cerca de 2 mil casos de la variante Ómicron confirmados o sospechosos.
Israel fue el país más rápido en implementar las vacunas iniciales hace un año y se convirtió en uno de los primeros en observar que la inmunidad disminuyó con el tiempo.