El Sistema de Salud de Estados Unidos está sufriendo una histórica escasez de sangre, la peor en más de una década; las causas: la pandemia por COVID-19 y la disminución de donadores.
Desde marzo de 2020, las donaciones en EU cayeron 10%.
En años anteriores, los estudiantes representaban 25% de los contribuyentes anuales, sin embargo, con la cancelación de las campañas en las escuelas, su participación bajó 60%.
Esta situación ha provocado cirugías postergadas, clínicas cerradas, tratamientos vitales aplazados, entre otros.
Con la pandemia del coronavirus, las donaciones son aún más necesarias. La sangre puede utilizarse para diferentes tratamientos que pueden salvar vidas, por ejemplo, la reintroducción de plaquetas en pacientes con cáncer o provisión de anticuerpos en personas hospitalizadas por COVID-19.
La doctora Emily Coberly, experta en hematología de la Cruz Roja Americana, explicó para la BBC que desde el año pasado, las clínicas han visto limitada la cantidad de sangre que reciben y en la actualidad, una cuarta parte de su demanda no puede ser satisfecha.
En otras ocasiones ya se había presentado un problema similar, pero las circunstancias actuales son las más críticas.
Incluso, a inicio de este año, la Cruz Roja ofreció boletos para el Super Bowl para animar a la población a donar.
De acuerdo con expertos, la crisis que está viviendo el país también puede verse impactada por los lineamientos que se deben seguir para ser donador, por ejemplo, las autoridades federales no admiten sangre de homosexuales y que tienen una vida sexual activa.
Estas medidas se implementaron hace varias décadas, tras la llegada del VIH, aunque el año pasado hicieron modificaciones.