Isabel II, ausente en los últimos días por haberse sentido cansada, puso ayer el broche de oro a los festejos por el "Jubileo de Platino", sus excepcionales 70 años en el trono, con la promesa de seguir sirviendo a los británicos.
Vestida de verde, la monarca, de 96 años y con problemas de movilidad, salió por sorpresa a saludar al balcón del Palacio de Buckingham acompañada por su heredero, el príncipe Carlos, de 73 años, y su nieto Guillermo, de 39.
Antes de ayer, la reina sólo había aparecido en público dos veces durante los cuatro días del Jubileo de Platino.
"Aunque no haya asistido a todos los actos en persona, mi corazón está con ustedes y sigo comprometida a servirles lo mejor posible", agregó.
Escenificando el futuro de la monarquía británica, aparecieron los hijos de Guillermo y Catalina -Jorge de 8 años, Carlota de 7 y Luis de 4- junto a su madre y la esposa de Carlos, Camila, llamada a convertirse en la próxima reina consorte.
Más tarde participó en la ceremonia de encendido de un faro en el Castillo de Windsor.
Con el repique de campanas de la Abadía de Westminster, un espectacular desfile militar con 200 caballos inició la ceremonia y marchó por el Mall hasta el Palacio.
Unos seis mil artistas desfilaron a lo largo de una ruta de tres km bordeada por un mar de banderas, contando la historia de la vida de la reina con bailes, coches de época, disfraces y música.