Los socorristas intentaban ayer, en medio de fuertes lluvias, llegar a zonas remotas del este de Afganistán donde un potente sismo dejó al menos mil muertos y miles de personas sin hogar.
El sismo de magnitud 5.9 del miércoles derribó torres de telefonía móvil y líneas eléctricas, provocando deslizamientos de rocas y lodo que bloquearon las carreteras de montaña.
No obstante, la ayuda comenzó a llegar a miles de afectados en las zonas más golpeadas.
Como respuesta a la emergencia humanitaria, un convoy salió ayer de Kabul para apoyar de inmediato "a 4,000 personas con albergues, carpas, mantas y otros artículos de socorro para protegerlos del mal tiempo y atender sus necesidades inmediatas de salvamento", anunció el representante de la ACNUR en Afganistán, Leonard Zulu.
El Programa Mundial de Alimentos también confirmó disponer de reservas de alimentos para atender a 14 mil personas en Paktika, una de las provincias afganas más afectadas.