El presidente chino, Xi Jinping, se dirige a un histórico tercer mandato en el vigésimo Congreso del Partido Comunista de China (PCCH), que inicia el domingo, en un país cerrado al mundo por la estricta política cero COVID, que ha generado protestas en la capital del país.
Si todo va según lo previsto, al final de este encuentro quinquenal, el dirigente de 69 años será confirmado como secretario general del partido, consolidando su posición como el líder más poderoso de China desde Mao Zedong.
La seguridad se reforzó alrededor de la plaza Tiananmén, en cuyo imponente Gran Palacio del Pueblo se reunirán a partir del domingo casi 2 mil 300 delegados de todas las provincias de China.
Sin embargo, a días del histórico congreso del PCCH, en Pekín tuvo lugar una inusual manifestación contra el presidente Xi y las restricciones por el COVID-19.
Dos pancartas de protesta aparecieron en un puente en el noroeste de la ciudad, según se aprecia en imágenes difundidas a través de redes sociales, pero la expresión pública fue rápidamente retirada por las autoridades estatales.
Las estrictas medidas de seguridad impuestas con motivo de la reunión de la formación gobernante y las restricciones impuestas contra el coronavirus han suscitado la indignación en internet y en las calles de la urbe.
Las autoridades han reforzado los accesos a la capital, dejando fuera a muchas personas, incluyendo a residentes que regresaban de viaje y a repartidores. A otros se les restringió la circulación o se les obligó a ponerse en cuarentena.
“No a las pruebas de COVID-19, queremos comer. No a las restricciones, queremos libertad. No a las mentiras, queremos dignidad. No a la Revolución Cultural, queremos reformas. Nada de líderes, queremos votos. No somos esclavos, somos ciudadanos”, rezaba uno de los carteles.